1. Empecemos por tu lista de propósitos. Si la tienes hecha, tenla a mano y si aún no te has puesto a ello, aquí puedes descargarte gratis este planner para empezar a utilizar hoy mismo y hacer por fin, de tus deseos, un hábito duradero. Ahora vamos a analizar esa lista que nos conocemos: ¿Cuántos de esos propósitos son los mismos de los últimos tres años? Ajá. Tienes dos opciones, tacharlos ahora y olvidarte de ellos. Asume que no los deseas tanto como crees y quítate ya el estrés de no lograrlos. La otra opción es ponerlos como únicos objetivos de este año. Si están ahí es porque los consideras necesarios, pero ¿realmente los deseas? Esta pregunta nos lleva al primer paso para adquirir un hábito:
2. Encuentra la motivación: un objetivo no es nada si no hay una fuerte motivación detrás para alcanzarlo. De hecho, ésta es la clave que marca la diferencia entre las personas que consiguen lo que quieren y las que no. Busca, al menos, tres buenas razones por las que merezca la pena perseguir cada una de las metas que te has marcado. Razones por las que estarías dispuesta a sacrificar tiempo, esfuerzo o incluso dinero.
3. Fecha tope: "este año voy a hacer ejercicio". Si has apuntado algo así en tu lista de propósitos, ya lo puedes ir tachando. No lo vas a hacer. Esta frase valdría para cualquier año de tu vida, para cualquier época y cualquier persona, objeto o cosa. Establece una fecha tope de verdad. "Antes del 1 de marzo estaré haciendo ejercicio". Así funcionamos la mayoría de las personas. Necesitamos una fecha límite para terminar una tarea, una cuenta atrás. Solo así puedes organizar toda la actividad que te llevará a alcanzar esa meta.
4. Establece una metodología: ya sabes el qué y el cuándo. Ahora te falta el Cómo. ¿Cómo lo vas a lograr? ¿Qué vas a hacer durante este tiempo para garantizarte el éxito? Establece acciones concretas y detalladas de lo que tienes que hacer. "Saldré a correr los martes y los jueves durante 30 minutos". Esas acciones deben estar por encima de todo. Tienen que ser tu prioridad. Si hace frío, te abrigas más; si tienes visita, di que vuelvan otro día. Tienes que salir a correr tus 30 minutos y no puedes saltártelos por nada del mundo. Un sólo día que no cumplas tu propósito, y habrás predispuesto a tu cerebro para el fracaso.
5. Premia los pequeños logros: Todo esfuerzo tiene que tener una recompensa, ya te lo contaba hace tiempo en este post. Así sí educas tu mente para hacer un hábito. ¿Cuál va a ser tu recompensa cada vez que cumplas con tu plan? ¿Y cuando lleves un mes? ¿Y cuando hayas cumplido durante todo el año? Decide tus propios premios. Un baño de sales y espuma los viernes, una visita al spa con masaje de chocolate al trimestre, una escapada de tres días a final de año... ¿Qué es lo que más te gustaría recibir para compensar el esfuerzo?
Si sigues estos pasos, ¡este año no habrá hábito que se resista! Utiliza el planner que te he preparado para anotarlo todo, marcar tus logros y tener siempre a la vista las razones que te llevaron a desearlo. Ya verás como esta vez, sí que sí.
Y tú, ¿qué propósitos tienes para 2018? ¿Tienes alguno que arrastres desde hace varios años?
Un abrazo grande!!!