Seguro que todos los que tenéis un blog habéis pasado por esto en algún momento: Entras, lo miras un rato, no sabes qué escribir, lo miras como con asco, cierras y a otra cosa. Piensas que te apetece escribir pero no sabes de qué, no te inspiras y además es que ya ni te gusta. Tu blog no eres tú, no te identificas. Es como las fotos esas de hace años: «Qué vergüenza, ¿esa soy yo? Ni de coña». Y lo vas dejando, lo vas dejando y ahí estáis: dos meses sin bloguear ni nada.
A mí me ha pasado, y he estado tres meses sin escribir y sin hacer nada. Y luego por lo que sea he vuelto y he empezado otra vez con las mismas dudas. Es cíclico. La última vez que me pasó fue hace 2 meses y no podía dejar esto aquí estando de Erasmus en París por Dios. Imaginaos que lo dejo y no os enteráis de lo del holandés, impensable ¡jajja! El caso es que de lo que me di cuenta la última vez es que lo que se necesita para tener ganas de escribir todos los días son dos cosas: un tema que te apasione y un diseño que haga que quieras meterte todos los días a verlo. Porque es tuyo y te sientes orgulloso de ello.
Y aquí es donde entro yo si lo necesitáis.
Porque no todo el mundo tiene el tiempo o los conocimientos de HTML para hacerlo. (Sinceramente, tener que buscar en Google y sus 20 resultado más inútiles es lo peor). Pero ya lo he hecho así que podemos aprovecharlo.
Podéis pedirme lo que queráis: un nuevo banner, botones sociales personalizados,
Y si tenéis cualquier otra duda, proposición o sugerencia, ya sabéis: escribidme. Un email, por Facebook, Twitter, un comentario...
P.D.: Mañana ya vuelvo con las entradas normales y sin autobombo ni cosas, prometido.