Como si de un alpinista se tratara... pero con un cepo de 230 kg y con bastantes menos pretensiones evidentemente.
Hace unos días decidí salir a darme una vuelta a pesar del frío.
Soy de los que piensan que hay que salir siempre que se desee, independientemente de si hace frío, calor, llueva o nieve.
Se puede salir adaptándose al momento.
Y así hice yo: bien preparado para el frío cogí la moto y me dispuse a completar la ruta que había planificado.
Como siempre las primeras millas son por asfalto, hasta salir de la jungla de hormigón y llegar al comienzo de la ruta.
Siempre que puedo, voy alternando pistas y algún sendero con más o menos dificultad.
Aunque a veces me creo que voy con una Enduro de verdad y no me doy cuenta que esto es otra cosa... pero es que no lo puedo evitar.
Salgo a carretera por muy poco tiempo, solo son unos metros hasta tomar otra pista, que me conduciría hasta la primera cumbre
En ella disfruté de unas vistas impresionantes.
Pero no estuve mucho rato, ya que un fortísimo y gélido viento soplaba como si de un 8000 se tratara.
Desciendo y vuelvo a tomar carretera.
Hago unos poco "de negro" y de nuevo otra pista también en sentido descendente.
Al fondo se pueden apreciar los picos de las montañas a las que me dirijo.
Una vez abajo, atravieso un par de pueblos y de nuevo comienzo a subir por otro camino, que luego desaparece.
Y aún con el GPS tengo algún problema para encontrarlo.
Simplemente la pista ha desaparecid.
Esto de trazar rutas desde el ordenador... es lo que tiene.
En esta foto muestro el paso por este sitio hace 25 años... y ahora mismo.
Menos el terreno... como cambia todo.
La ropa, la moto...
Pero sobre todo yo...!
Ahora cruzo la carretera y tomo una pista que atraviesa un parque eólico y me acerca ya a mi objetivo.
Pero también me lleva a la segunda cumbre del día, no puedo sacar fotos de las vistas, ya que tengo el sol de cara, una lástima por que son espectaculares.
Me gustaría contaros la relación que tengo con estas montañas.
Dessde que tenía 10 años, las veía desde la ventana de la clase en el internado.
Ya entonces me imaginaba como podría pasar por allí, en vez de atender a las explicaciones del profesor,
Y más de un capón me llevé, os lo aseguro.
Por lo que el día que un buen amigo me enseño este camino, no supo bien lo feliz que me hizo.
Pero como siempre en este deporte no se tiene todo controlado y no he hecho más que empezar, me cruzo a un turismo y un todo camino -que no todo terreno- me comentan que se han tenido que dar la vuelta por que la tierra se ha deshelado y hay un barro que desliza tanto que no pueden pasar, les doy las gracias y decido continuar a ver como está la cosa.
Pues tenían razón.
El barro no es mucho, pero te hace deslizar de un lado para otro, por lo que decido salirme de la pista siempre que puedo y así consigo avanzar aunque muy lentamente.
Pero no queda ahí la cosa.
Empieza a aparecer la nieve.
Esto ya sí que se pone interesante.
La temperatura es muy baja: - 2,5 grados (aunque en algún momento llegué a ver - 4,5 grados)
Y eso que era mediodía.
Curiosamente voy mejor por la nieve que por el barro.
He ascendido hasta casi 2000 metros de altitud.
Mi intención era tomar una pista que me acercaba hasta casi la cima... pero entre que había más nieve y que se me estaba haciendo tarde, decidí avanzar y empezar el descenso.
Recorrí como unos 5 km con el camino nevado, prácticamente abría huella ,solo había dos rodadas de bicicleta.
De algún chalado como yo... o mas si cabe todavía.
Una vez hube descendido la nieve y el barro desaparecieron y dieron paso a una amplia pista con buen firme.
Pare en una fuente a beber agua, descansar y avisar a la familia, ya que desde que salí de casa a las 9 de la mañana no había parado.
Estaba sin comer y tenía mucha sed, la fuente tenia hielo en los alrededores con una curiosas formas, por lo que decidí echarle una foto.
Quería haber hecho algo más pero tal y como estaba el terreno me di por satisfecho, a pesar de las condiciones adversas, disfrute como nunca.
Espero que os haya gustado.