© Texto y fotografías: Javier Prieto Gallego
En lo más alto de Arcos de Jalón quedan restos de la muralla y torreón del antiguo castillo de los Albornoz y Luna, los Manrique y, finalmente, de los Medinaceli. El acceso a pie hasta el emplazamiento, donde junto a la torre se alza una imagen del Sagrado Corazón, se localiza frente al Centro de Salud. Constituye un buen mirador desde el que, sobre todo, se aprecia el violento contraste entre la zona moderna de la localidad y el trazado del casco más antiguo, repleto de callejas, casas bajas y tejados uniformes apiñados en torno a la iglesia.
Arcos de Jalón, en un pasado más reciente, destacó como importante nudo ferroviario. Privilegiado por el hecho de encontrarse a mitad de camino entre Madrid y Zaragoza, era el lugar elegido para dar un largo respiro a las recalentadas locomotoras de vapor que realizaban el trayecto. La decadencia de aquel esplendor debido al ferrocarril llega sobre los años 60 del siglo XX, con la utilización de máquinas más potentes que no necesitan detenerse a mitad del recorrido. Para recordar algo de aquella época merece la pena llegarse hasta la estación y buscar, a un costado de la misma y cruzando las vías, una de aquellas máquinas, modelo Mikado, perfectamente recuperada y conservada para su contemplación.
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