Como ya os comenté, Madrid se ha convertido durante esta semana en la capital internacional del arte contemporáneo gracias a la esperadísima cita anual en el espacio Arco. A pesar de que cada vez el volumen de exposición parece ser más reducido y que las expectativas no hablaban de buenos augurios para el arte español, lo cierto es que esta edición hay cierto aire de esperanza.
Tras todos los dilemas sobre la identidad real de Arco, venidas muchas de ellas por el nefasto 2009 que dejó un muy mal balance entre ventas y visitantes, el cierre de esta edición nos habla de un aumento de los visitantes y de las ventas en general y el interés de los coleccionistas en particular., lo que supone una recuperación muy valiosa para el arte contemporáneo.
Cifras y balances aparte, esta 29ª edición de Arco, que nos traía como invitada a la ciudad estadounidense de Los Ángeles y una mayor presencia del arte latinoamericano, nos ha dejado con una variada muestra de pintura, escultura, fotografía y arte audiovisual que saca a relucir las posibles nuevas vanguardias para la escena artística cultural española.
No obstante, son muchos los que opinan que la feria ha perdido la frescura de hace unos años, a principios de los 2000, cuando los visitantes podían perderse sin dejar de maravillarse ni un solo momento por los eternos pasillos y stands que ofrece Ifema para la ocasión. Hoy, con un espacio mucho menos llamativo, todavía vemos piezas repetidas de ediciones anteriores, lo cual a veces puede llegar a cansar en exceso.
Dando mi opinión, todavía sigo otorgando un voto de confianza a Arco, por su capacidad de sorprendernos con verdaderas piezas de coleccionista y, para quien pueda permitírselo, la opción de comprar a un precio relativamente bueno.
Os dejo con algunas de las imágenes que más me impactaron de la feria: