Surgen en mis sueños una y otra vez las preguntas:
¿Cuándo se apagará la luz del mundo?
¿Cuándo volveré a escuchar y sentir ese riachuelo,
ese pinar, ese olor de resina y piedra,
a pinocha y zarzamora, a té de roca y tomillo.
¿Cuándo volverán las infantiles voces a sonar
y las heridas en las rodillas resurgir…?
Un año en el que el ser no es ser,
en el que el cerebro pierde sin jugar,
y el cuerpo se aferra a hilos decadentes.
Noches en blanco y vidas en química sintonía.
Vivir, seguir, continuar.
Llanto de madrugada que se repite sin cesar.
Mañana, tarde, noche.
Noche, día, mes.
Ilusiones de niño queriendo empezar.
Aromas de infancia.
Año sin igual.
Hoy no es como otros años.
Hoy no hay balance anual.
Solo querer dormir, y esperar.
Tan solo seguir, a veces sentir.
Y esperar.