templando recuerdos que fueron olvidados.
Recuerdos preciosos, de infancia feliz, despreocupada.
Hoy una imagen de jardín me lleva a otro tiempo
jugando con aquél ruidoso y oxidado tractor,
en otro jardín, recogiendo arena y barro.
Hoy he tenido a mi padre a mi lado,
un instante,
compartiendo el juego, riendo, enseñándome.
Hoy el ocaso es generoso
y me devuelve el verso y el recuerdo.
Y ahora son mis manos
las que comparten juegos y enseñan.
Y en mi pensamiento tú,
sobria, serena, segura siempre de ti.
Balanza de mis desahogos,
y apoyo sin duda eterno.
Ahora dos flores crecen en nuestro jardín,
fruto de un “sí quiero”
que revolvió mi mundo,
y me hizo darme entero.
Tres primaveras han pasado de aquello,
aniversario feliz,
aniversario eterno.