Llegó nuestro gran día! nunca habíamos hecho un viaje de tantos días y tantas horas de coche los 2 juntos, pero lo mejor de todo era el destino. Siempre hemos tenido una gran atracción por el norte de España y Cantabria era el destino perfecto (y desconocido para nosotros) para hacer nuestro primer viaje por carretera juntos.Después de muchos años era mi primer verano sin trabajar (en el paro más bien por culpa de la pandemia). Eso no era bueno, pero a la vez estaba muy contenta de poder aprovechar las vacaciones de verano de mi pareja en este viaje.
Qué ganas tenía de sentir esas mariposillas de aquí comienza una nueva aventura. Todavía era de noche, madrugamos bastante para aprovechar algunas paradas y a la vez queríamos llegar a Cantabria a una hora decente. Teníamos por delante entre 8 y 9 horas de viaje, con intención de parar a conocer Burgos.
1º parada a las 8 de la mañana en La Roda para desayunar. La misma parada que hacían madrileñxs en chanclas que iban en dirección contraria a nosotros: a la playa.
Horas y horas de solazo cruzando los campos de girasoles de Castilla, hasta que llegamos y pasamos Madrid de largo.
2º parada: solo queríamos estirar las piernas media hora pero casualmente aparcamos justo al lado de un río donde había 2 caballos bebiendo agua y una muralla que daba a entender que lo que escondía iba a merecer la pena. Empezamos a andar por una estrecha y antigua calle de piedra y aparecimos en la plaza de este pequeño municipio medieval: Buitrago de Lozoya. ¡Qué sorpresa! había oído hablar mucho de él pero no imaginaba ir a allí a estirar las piernas. Era tan pequeño que en esa media hora de descanso recorrimos casi todas sus calle, aunque nos faltó conocer más de su historia (no podemos pedirle más a esa media hora).
Iglesia de Santa María del Castillo
Castillo de Buitrago
Después continuamos el viaje y ya teníamos ganas de hacer la siguiente parada para comer. El día soleado se fue poniendo raro y empeoró. De repente el cielo se cubrió de nubes muy oscuras con rayos, empezó a hacer muchísimo viento hasta el punto de llegar a asustarnos por cómo se movía el coche y la cantidad de cosas no identificadas que se nos cruzaban por la autovía ¿estaríamos atravesando un huracán? cuando miramos el termómetro del coche había 38ºC llegando a Burgos WTF? qué estaba pasando? bueno, ya sabemos todxs que el cambio climático está volviendo loco al tiempo. Nos dijeron que ese mismo día en la playa donde vivimos llegó una lengua de fuego y la tuvieron que desalojar.
3º parada, por fin llegamos a Burgos. Tuvimos bastante suerte para aparcar porque estábamos a solo 10 minutos de la catedral, pero claro ¿quién va a Burgos en pleno Agosto? sí, nosotros. La visita a la ciudad iba a ser muy breve. En realidad nuestra idea era comer nuestro bocata contemplando la catedral, visitarla después (como buenos bellartistas) y continuar nuestra ruta, pero no fue del todo así.
Arco de Santa María, siglo XVI
Eran las 14:00 hrs. Las avenidas estaban vacías y hacía muchísimo calor (para ser Burgos). La primera impresión de la ciudad no fue muy buena, imagino que por la hora y el calor que hacía. Ni siquiera nosotrxs acostumbrados al calor meditrráneo lo soportábamos y además los nubarrones de la carretera acechaban la ciudad. Sobreviviendo al calor extremo, nos sentamos a comernos el bocata en el Paseo del Espolón y después dimos una vuelta alrededor de la catedral, con la mala suerte de que no abría hasta las 17:00 hrs y no podíamos esperar tanto. La zona de la catedral también nos pareció que estaba un poco muerta. Compramos un imán y nos tomamos un café, pero las nubes empezaban a cubrir Burgos y ya tenía toda la pinta de que empezaría a llover, así que continuamos la ruta sin visitar la catedral por dentro, con el único consuelo de que solo faltaban 2 horas de viaje.
Plaza Rey San Fernando
Catedral de Burgos, siglo XII
Su nombre original es Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María: catedral de Burgos
Por error hicimos el último tramo por una carretera nacional, lo que parecía una locura con tanto camión, pero no fue así porque a mitad de ruta nos cruzamos con 2 gamitos pequeños en plena carretera!! y yo me muero de ternura cada vez que veo animales, sobre todo en estado salvaje...
Ya estábamos en territorio cántabro pero ¿y el verde? ¿dónde estaba el verde que yo recordaba del norte de España? ¿será que este año no ha llovido? mentira, si esta primavera llovió más que nunca! pues atravesamos un monte por un túnel y al salir el paisaje se había transformado en montes y prados verdes y espectaculares, ovejas y vacas pastando... un mundo completamente diferente... ¡y nos olíamos que este iba a ser nuestro paraíso!