Dice una creencia japonesa, que si pliegas 1000 grullas de papel se cumplen los mayores anhelos, esta creencia está basada en una leyenda y en Sadako Sasaki, una niña que sufrió el bombardeo de Hiroshima.
Según la tradición japonesa, cada hombre que debía de acudir a la batalla tenía que
recibir de sus familiares (esposa, hermana, madre…), una faja que le diera fuerza y seguridad
en el combate, le permitiría repeler las espadas o balas enemigas. Se trataba de una tela alargada de seda o algodón blanco que se confeccionaba por mil personas. Para ello la mujer que regalaba el fajín, se ponía en la esquina de su casa o templo y esperaba. A cada mujer que pasara, le pedía que le diera una puntada de seda roja a la tela, hasta completar las 1000 puntadas. Para los japoneses el número 1000 tiene magia, lo utilizan para llamar a la suerte y pedir deseos. Así mismo, la grulla es un símbolo de paz en Japón, como la paloma blanca en España.
El fatídico 6 de agosto cuando cayó la gran bomba en Hiroshima, entonces, Sadako Sasaki tenía tan sólo 2 años y vivía allí. 10 años más tarde, los médicos le diagnosticaron leucemia a causa de la radiación de la bomba. Cuando la niña estaba en el hospital, su amiga Chizucho le contó la leyenda de las grullas de papel, le dijo que si creaba 1000 de papel, su mayor deseo se haría realidad. Sadako se puso a crear grullas, tanto por ella como por todos los niños que habían sido afectados con la bomba. El origami o papiroflexia es un arte de origen japonés que consiste en el plegado de papel sin usar tijeras ni pegamento para obtener figuras de multitud de formas. El origami es parte integral de la cultura japonesa desde hace más de 1.000 años.
Desgraciadamente, a los 12 años Sadako murió y solo le había dado tiempo a crear 644 grullas, así que sus amigos se encargaron en completar su trabajo y llegar a las 1000 grullas de papiroflexia. A los 3 años de su muerte, los niños de la ciudad de Hiroshima le dedicaron una estatua que está colocada en el Parque de la Paz de Hiroshima, donde se ve a Sadako con una grulla en la mano.
Cada año, el 6 de agosto se celebra en Hiroshima el Día de la bomba atómica o Día de la Paz y reciben desde todo el mundo, miles de grullas de papel. Los niños cuelgan las grullas en la estatua de Sadako deseando que todo el mundo entienda su mensaje.