Ha pasado un siglo ya, y se ha conseguido mucho, pero quizás no lo suficiente.
No suelo escribir posts de este tipo, pero creo que mi obligación como mujer, como hija, esposa, futura (algún día o no) madre, amiga, trabajadora... es sumarme al movimiento de igualdad, de aportar mi pequeño grano de arena, de unirme a todas las que cada día hacen que avancemos un poco más, en todos los ámbitos, por supuesto en el laboral, pero también en el afectivo, en el social, en la actividad del día a día dentro de nuestras casas.
Libby VanderPloeg para The Washington Post
Este pasado año, todo el país se conmocionó con la agresión sexual perpetrada por "la manada", el movimiento "#metoo" ha trastocado los cimientos de una industria tan poderosa como el cine...y cada día afortunadamente, descubro iniciativas, empresas, particulares que promueven algo especial para intentar conseguir esa igualdad tan merecida y ansiada. Porque ya es hora, es hora de poder ir seguras por la calle a cualquier hora, de tener la misma seguridad, los mismos derechos, la misma valía en lo laboral, económico y en todo lo que respecta a lo social. Creo que es hora de que seamos nosotras la manada, y aullemos, de manera literal y figurada, que bastante han aguantado nuestras predecesoras por nosotras, y nosotras mismas. Sin miedo, mostrando nuestra presencia. Porque como decían en Juego de Tronos (permitidme el apunte friki) el lobo solitario cae, pero la manada permanece.
Que no se nos olvide. Las mujeres, tenemos una capacidad única, mágica y súper poderosa. Damos vida. Lo cual, creo que es lo suficientemente importante como para ser tratadas, con respeto, con honores, y como (pequeñas) diosas. Sin nosotras, ni el más grande y poderoso de los capullos machitos que a veces nos menosprecia, estaría aquí. Sin nosotras, el mundo se pararía. Sin nosotras, el poco equilibrio que le queda al mundo se iría al traste.
Sin nosotras, este cuento se acaba.
Que no se nos olvide, sintámonos orgullosas, felices y más poderosas, poco a poco, paso a paso, cada día vamos cambiando el final del cuento, queda mucho, pero queda menos, para nuestro "happy ending" particular.
Fuente: este post proviene de Blog de Tinkerbellsblog, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
