Una partida inesperada

Decidió  marcharse sin decir adiós. No recogió sus cosas ni preparo las maletas, tampoco se llevó sus juegos más preciados, ni su muy querido teléfono celular. Solo se fue y su partida deja un vació en los corazones de quienes le apreciamos, de quienes supimos entender sus silencios,  que eran parte de una coraza en la que guardaba a un gran y sensible ser humano, una persona de detalles.

Su silla esta ahora vacía y justo frente a mí, no puedo contener mis lágrimas por su ausencia, por el amigo, el compañero con quien participé innumerables jornadas, solo quedan los buenos recuerdos, las risas y los momentos compartidos.

Es que la vida es una larga jornada que nos deja cada día innumerables lecciones, que nos presenta problemas y desafíos que debemos lidiar, pero a veces ocurre que nos sentimos cansados, exhaustos y sin ganas de luchar, es ahí cuando decidimos alzar nuestras alas y volar.

No sé si ese sea el caso, no puedo entender las razones, solo me queda aceptar la cruda realidad de saber que ya no esta, solo puedo decirte hasta pronto mi querido amigo Paul, siempre te recordaré.

Fuente: este post proviene de Carmen Menéndez Zambrano, donde puedes consultar el contenido original.
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