Hola a todos!!!! ¿Qué tal el fin de semana? El mío de lo más raro, algunos ya sabéis que pillé un virus, me imagino que sería por mis andanzas de hospitales o no sé porqué, pero desde el jueves hasta el domingo por la mañana estuve fatal, luego mejoré y hoy estoy mucho mejor.
Siento tener tantos comentarios sin contestar, mi intención era ir contestando y visitando vuestros blogs pero no he podido. Al menos me recuperé y pude ir a ver a mis hijos actuar con el coro, que me daba terror contagiarles o no poder ir. Pero ahora todo ha mejorado así que vamos con el post.
Hoy me apetecía hacer un post de turismo, y de un sitio de mi ciudad. A veces los hago de otras ciudades o incluso de provincias y comunidades vecinas(hice de León, Bilbao y Galicia), pero de vez en cuando me quedo en mi ciudad.
Y hoy os muestro el Parque Cabo San Lorenzo o Parque de La Providencia .
El parque es espectacular, y visto así se nota que ha sido territorio militar.
Este parque, al contrario que los otros lugares que he mencionado, no me trae recuerdos de mi infancia porque es un parque relativamente nuevo.
Está ubicado en unas zonas militares recuperadas y aunque mis padres me llevaban mucho por ahí, el parque como tal no existía y a estas tierras no podíamos entrar.
Se inauguró cuando mis hijos eran muy muy pequeños, casi casi bebés, en 1997 y ha formado parte de su infancia.
Las vistas son espectaculares desde cualquier sitio.
Al parque podemos llegar en coche siguiendo a carretera de La Providencia, y hay un aparcamiento grande y gratuito.
Como curiosidad os diré que al lado está la Ermita de La Providencia, una ermita muy interesante (con una historia llena de altibajos, quemada en la guerra, reconstruída años después se derrumbó en los 80 y tuvieron que reconstruirla de nuevo) con una virgen negra muy bonita. Pues cuando era pequeña me daba mucho miedo entrar porque la gente tiene la costumbre de llevar ofrendas y hay muchas réplicas hechas con cera de las partes de su cuerpo que tienen enfermas y por las que van a rezar, y hay una zona llena de brazos, piernas y torsos y a mí me daba mucha cosa...aunque también se llevan muchas otras ofrendas, cuadernos de estudiantes, rogativas, cartas, he visto de todo.
Si preferimos ir andando podemos hacerlo por la Ruta del Cervigón. Empieza en el paseo del muro y desde el principio del paseo hasta el parque son 5,5 Km. El camino va siempre al lado del mar y es sencillamente maravilloso. Podemos ver la casa de Rosario Acuña, polifacética mujer enterrada en mi ciudad en una tumba masónica, o diversas esculturas, desde unos bloques de mármol que dan al paisaje un aire ibicenco muy bonito hasta La madre del emigrante o Nunca Más, dedicada a los asturianos que murieron en los campos de concentración nazis.
Además hay un par de áreas recreativas, una de ellas con una escultura recordando El castillo de Salas , un barco que se hundió cuando era pequeña y que todos recordamos por verlo varios días a la deriva.
Y por fin me pongo con el parque.
La verdad es que me gusta todo. Nada más entrar nos encontramos un mirador en forma de barco. Antiguamente ese lugar era usado para disparar, pero hoy en día se usa para quedarse horas contemplando el paisaje.
El mirador es muy bonito y las vistas espectaculares.
También en la parte de arriba tenemos unas zonas de juego para que los más pequeños se entretengan.
Y luego ya son prados, cuestas y caminos que se pierden en el horizonte.
Me encanta caminar sin rumbo y buscar un hueco entre los matorrales.
La zona de la Providencia es terriblemente ventosa, tal vez por eso nosotros siempre hemos ido ahí a volar cometas.
A día de hoy vamos alguna vez, pero en aquella época íbamos mucho.
Correr por esas cuestas con la cometa y respirando el aire del mar es sanísimo para los niños; es vida.
Al fondo podéis ver la escultura homenaje a Galileo Galilei.
Pero también podemos buscar lugares tranquilos y recónditos entre los matorrales y hacer un picnic, el olor del mar y el sol templado del atardecer ayudan a que el picnic sea perfecto.
Recuerdo un par de ocasiones en que fuimos con mis padres y mi hermana y lo pasamos genial. Hicimos la ruta andando, y fuimos a la ermita, que sorprendentemente ya no nos daba miedo, y paseamos por todas partes y la cena, en vez de hacerla en el parque la hicimos en una de las mesas del área recreativa y luego jugamos a las cartas hasta que se hizo casi de noche.
Y ese tipo de cosas, sencillas y tan fáciles son las que quedan para siempre.
Por uno de esos caminos podemos seguir una ruta que nos lleva a la playa de Estaño, y merece mucho la pena.
Pero este parque también huele a mañanas. A veces, ya sea invierno o verano, cogemos un poco de fruta y un termo o un zumo y nos vamos caminando hasta allí, escuchando los pajaritos que nos acompañan por el camino o sintiendo ese sol, especialmente a principios de verano que siempre da tan buenas vibraciones.
Y cuando llegamos nos comemos lo que hemos llevado y charlamos, reímos y volvemos a casa desconectados.
Arrimaditos a los matorrales podemos improvisar un picnic genial.
La verdad es que este es un parque sencillo, sin grandes pretensiones pero muy recomendable si os gustan las vistas espectaculares, volar cometas o caminar por sitios encantadores.
¿Verdad que los alrededores merecen la pena?
Bueno, pues hasta aquí el post de hoy. Muchísimas gracias por leerme y voy a intentar pasarme por vuestros blogs que os he tenido abandonados estos tres días.
Nos vemos mañana!!!!!
Y vosotros; ¿Tenéis cerca algún parque parecido?¿Os gustan estos sitios?¿Lo conocíais?
Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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