Una maestra, en el día de su cumpleaños, estaba abriendo todos los regalos que le habían hecho cuando, de pronto, se le acercó una niña que llevaba una pequeña flor naranja en su mano.
–Vaya –dijo la maestra sorprendida al verla– ¿dónde has encontrado esa flor tan bonita?
–Bueno, en realidad no la he encontrado, he ido a buscarla. Esta es una flor que solo crece en las partes más alejadas del bosque, justo a la orilla del lago.
La profesora sabía que el lago estaba a unos seis kilómetros de distancia de la escuela y que aquella niña habría tardado horas en conseguir la flor.
Se emocionó tanto que no pudo evitar derramar unas lágrimas.
–Muchas gracias, muchas gracias, es un detalle tan bonito, pero no debiste ir tan lejos para buscarme un regalo.
–Bueno –contestó la niña– eso también forma parte del regalo.
Algo he hecho
Un hombre paseaba por la calle cuando, al girar la esquina, descubrió a una niña pidiendo limosna en el suelo. La pequeña iba sucia, parecía hambrienta y no paraba de tiritar. Se aferraba a una vieja manta para entrar en calor.
Aquel hombre, al ver la escena exclamó:
–Señor, ¿cómo permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para ayudar a esa niña?
En cuanto giró la esquina escuchó una voz:
–Claro que he hecho algo: te he hecho a ti.
Respeto
Una mujer estaba poniendo flores sobre la tumba de su esposo cuando vio a un anciano colocando un plato de arroz en la tumba de al lado.
La mujer se dirigió a él en tono de burla y le preguntó:
–¿De verdad cree que su difunto vendrá a comerse ese arroz?
–Sí, claro –respondió el anciano– el mismo día que el suyo venga a oler esas flores.
Historias del libro "Cuentos para entender el mundo" de Eloy Moreno.