El transporte público, tanto en Londres como fuera de la capital, es eficiente, seguro y limpio, pero lamentablemente también es bastante caro, por lo que es recomendable comprar una tarjeta de transporte con la que conseguiremos ahorrar bastante. El tren desde Marylebone a Oxford cuesta unas 25 ida y vuelta y la duración del trayecto es de una hora.
EL ‘TOLKIEN TOUR’ EMPIEZA EN OXFORD PARKWAY
Según nos vayamos acercando a Oxford es conveniente bajarse una estación antes del centro de la ciudad, llamada Oxford Parkway y, desde allí, caminando o en autobús, recorrer unos dos kilómetros en dirección al centro. Por 4 se puede comprar el abono diario para poder utilizar el transporte público tantas veces como se quiera, y ésta es sin duda la mejor opción si quieres visitar todos los rincones de Oxford.
Después de recorridos estos dos kilómetros encontraremos a la derecha el pequeño, pero coqueto, cementerio Wolvercote, la primera parada del que podríamos llamar ‘Tolkien Tour’. En este bonito cementerio, además de el profesor Tolkien y de su esposa Edith, también está enterrado su hijo John y personajes relevantes como James Murray, editor principal del Oxford English Dictionary, o Isaiah Berlin entre otros. Dadas las pequeñas dimensiones del cementerio es difícil perderse y, además, cada pocos pasos, encontraremos indicaciones que nos dirigirán a nuestro destino.
Y LA TUMBA DE TOLKIEN SE ILUMINÓ
Es complicado para mí expresar lo que sentí el rato que estuve buscando su lápida, y muchas de esas sensaciones vuelven a mí mientras escribo estas palabras. Estaba nevando copiosamente y el frío se empezaba a notar cuando finalmente la vi y, en ese momento, lo podéis llamar casualidad o guiño desde el más allá que me hacía Tolkien, las nubes se dispersaron y el sol apareció entre ellas haciendo desaparecer los copos de nieve que caían.
Es muy emocionante para un seguidor de la figura de J.R.R. Tolkien poder vivir este tipo de experiencias, visitar estos lugares y poder mostrar mis respetos hacia él en su tumba. No había absolutamente nadie en el cementerio, así que pude estar tranquilo y todo el tiempo que quise pensando y observando. Había pasado ya un buen rato cuando creí que era el momento de proseguir mi viaje hacia la siguiente etapa: el centro de la ciudad y las diferentes universidades que la han hecho universalmente famosa, así que le di mi último adiós al profesor y me encaminé al exterior del camposanto para subirme al primer autobús con dirección al núcleo de la ciudad.
EL AULA DONDE EL PROFESOR IMPARTIÓ CLASE
No me sorprendió en absoluto ver la cantidad de turistas que, como yo, se sienten atraídos por esta pequeña urbe repleta de edificios históricos, iglesias centenarias y facultades que llevan casi mil años recibiendo alumnos en sus aulas. Sin casi proponérmelo, mis pasos me fueron llevando hasta una de ellas, marcada en rojo en mi agenda: el ‘Merton College’, facultad en la que Tolkien impartió clases de lengua y literatura inglesa durante muchos años. La entrada a esta facultad está reservada para estudiantes, pero echar un vistazo al patio y a los exteriores es posiblemente una buena razón para visitarla.
THE EAGLE AND CHILD, EL PUB DE LAS TERTULIAS
Después de zigzaguear por diferentes callejuelas y observar infinidad de monumentos y edificios, el estómago empezó a reclamar mi atención. Hay un lugar en Oxford que a cualquier seguidor de Tolkien se le vendría a la cabeza en tales circunstancias: el pub ‘The Eagle and Child’. Situado en St. Giles Street, muy cerca de una de las principales arterias de la ciudad y a pocos pasos de la estación de autobuses, este centenario y típico pub inglés se hizo célebre por ser el punto de reunión de los ‘Inklings’, un famoso grupo literario de académicos y escritores británicos vinculados a la universidad de Oxford durante los años 30 y 40.
Este prestigioso grupo de eruditos estaba formado por personajes como C.S.Lewis, J.R.R Tolkien, Owen Barfield, Hugo Dyson, Adam Fox e incluso Christopher Tolkien. El pub está plagado de referencias tanto a los “Inklings” como a Tolkien y a su obra, así que rodeado de este ambiente tan apropiado con aroma añejo, me dispuse a probar una de las especialidades de la casa: fish and chips regado con una buena cerveza.
Hay muy buenas y variadas razones para visitar una ciudad como Oxford y seguro que no os sentiréis decepcionados tras el viaje. La mía fue recorrer diferentes lugares importantes en la vida de un celebre escritor y, después de haberlo hecho y de que cierta tristeza melancólica me invada al recordarlo, siento que ésta se disipa pensando en que mis pies volverán a pisar algún día esos adoquines para volver a brindar con una pinta en memoria de John Ronald Reuel Tolkien, mi Hobbit favorito.