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La Joya de los Mares



Un barco de cruceros, no suele considerarse como un destino en sí mismo, pero en algunos casos, al margen de los puertos que suele tocar y de las actividades y visitas que podemos realizar en tierra, la nave puede convertirse perfectamente en el motivo del viaje, o por lo menos en parte importante de él.
Como avezado crucerista, me atrevo a escribir sobre algunos de los barcos en los que he navegado, siempre con el permiso de mis lectores y esperando que disfruten como yo lo he hecho.











El crucero que hoy nos ocupa es el Jewel of the Seas de la compañía Royal Caribbean Internacional, indiscutible número 2 de la industria crucerística.





















Se trata de un barco que sin llegar a la espectacularidad y el tamaño de sus nuevos hermanos, contiene en sus 293 metros de largo nada menos que 13 cubiertas donde se distribuyen los más de 1000 camarotes y decenas de lugares donde disfrutar de diversas actividades y entretenimiento para los que no quieren bajar a tierra o para los días en los que el barco navega.













No voy a hablar en detalle del barco, prefiero que vean las fotos, aunque me gustaría destacar varios puntos realmente atractivos, como el Centrum, una zona central de 9 cubiertas que constituyen el corazón del barco con escalinatas curvas, techos abovedados y ascensores de cristal con vistas panorámicas al mar y al mismo interior del barco; restaurantes de especialidades como el italiano Portofino, el informal Seaview o el exquisito Chop Grill; 












Como sé que los hay aventureros, también el barco dispone de un rocódromo, con la sensación única de trepar la pared mientras navegas por alta mar; si se prefiere cuidar el cuerpo, también dispone de un spa y un gimnasio, que yo frecuentaba mucho en un intento inútil de compensar mi arrepentimiento por las decenas de miles de calorías engullidas a lo largo del día.



















El barco realiza normalmente una ruta interesante para los que gusten de destinos de sol y playa, ya que recorre varias islas del Caribe ( sobre las que he escrito varios rincones) y a ésto podemos sumarle que la mayoría del pasaje es latino ( sobre todo de Puerto Rico y Miami ) con lo que la diversión y la salsa están aseguradas.



































Otro punto importante es la comida, variada y para todos los gustos, disponible casi las 24 horas del día, un placer irresistible para cualquier crucerista.













El barco tiene un encanto especial, que nos hace verlo como un hogar, un hogar que se mueve para descubrirnos las bellezas del Caribe en un ambiente desenfadado, lejos de las encorsetadas reglas de otras compañías más estrictas que sacrifican la diversión por la imagen.
Con razón Royal es una de las más populares y preferidas del mundo.


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