CERO, CERO
.
Conducía al volante de mi coche,
la luz de mi ciudad aún encendida,
dos guardias de uniforme me detienen,
dos guardias protectores de mi vida.
Me indican con su mano lentamente
que baje, por favor, la ventanilla;
enséñeme el carnet de conducir
y sople de continuo en la boquilla.
Cruzamos fijamente las miradas
y con sorna me dijo: cero, cero,
mas llevaba las luces apagadas
y podía pegársela de bruces.
Entiendo, ya lo entiendo, caballero
mas nunca he sido un ser de muchas luces
JJRME (Terly)