Bárbara y Raúl, una pareja chilena, llevaban 3 años ahorrando el dinero para su boda. Tenían ahorrados 1 millón de pesos chilenos (cerca de 26 mil pesos mexicanos) y les habían aprobado un préstamo por 800 mil pesos (casi 20 mil pesos).
El padre de Bárbara acudió a ella para pedirle que la ayudara: necesitaba pagar la pensión alimenticia para los hijos que tenía con su tercera esposa.
Él le suplicó que le prestara el dinero, pues si no pagaba incluso podría ir a la cárcel. Bárbara accedió, a pesar de que sabía que era el dinero para hacer realidad sus sueños, y porque él le aseguraba que le pagaría en cuanto pudiera.
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Lamentablemente, el padre de Bárbara también tenía problemas con el alcoholismo, por lo que después de recibir el dinero de la boda de su hija, desapareció por más de medio año.
Luego de meses sin saber de él, Bárbara lo buscó incansablemente hasta que logró encontrarlo... ¿la razón?, sólo quería pedirle que la llevara al altar.
A pesar de que le pidió perdón a su hija, ella sabía que él no tendría forma de pagarle, por lo que accedió a perder ese dinero con el único fin de no perder a su padre. ¿Qué hubieras hecho tú?