Durante las excavaciones en Georgia en el 2012, se encontró un jarrón lleno de miel que contaba con 5500 años. Por si fuera poco, ¡la miel seguía comible! Por supuesto, se ha cristalizado (es algo natural después de TANTO tiempo), pero bastó con poner el recipiente al agua caliente para que recobrara su consistencia anterior.
La miel se encontraba a menudo dentro de las tumbas de faraones, y los jarrones como el de la foto se empleaban para almacenarla en Knossos (Creta) 1800 años antes de Cristo.
La miel debe sus grandes propiedades antibacteriales al peróxido de hidrógeno, que se produce a causa de la oxidación de glucosa y formación de ácido glucónico, aunque se conserva también gracias a los flavonoides (compuestos químicos que cumplen función de antioxidantes y tienen cualidades fungicidas).
La miel es principalmente azúcar, y los azúcares son compuestos higroscópicos, es decir que contienen muy poca agua en su estado natural, pero que si se dejan sin sellar, pueden absorber fácilmente humedad. La miel en su forma natural tiene muy poca humedad. Muy pocos microorganismos pueden sobrevivir en ambientes sin humedad, mueren asfixiados. Con un ambiente tan inhóspito, los microorganismos no pueden sobrevivir dentro del tarro de miel, por lo tanto nunca descomponen la miel.
Los traslados de cuerpos humanos en la antigüedad se hacían sumergidos en miel; por ejemplo Alejandro Magno fue trasladado desde Babilonia hasta Alejandría en Egipto en el 323 a. C. y el de Agesilao II, rey de Esparta, desde Egipto hasta su ciudad natal en el 360 a. C., utilizándose miel para evitar la descomposición.
El efecto preservante de la miel se debe a su baja concentración de agua y es idéntico al que permite la prolongada conservación de los dulces y de las frutas en almíbar donde el alto contenido en azúcar disminuye el contenido de agua.
Las abejas añaden además una enzima llamada glucosa oxidasa. Cuando la miel es aplicada sobre las heridas esta enzima produce la liberación local de peróxido de hidrógeno.
Para producir 1 kilogramo de miel las abejas tienen que sentarse en las flores u hojas unas 4.000.000 veces. Una abeja, durante su vida es capaz de producir más o menos una cucharada de miel.
Otros productos que bien almacenados no se descomponen son también: almidón de maíz, arroz, azúcar, sal y jarabe de arce.