Colin McNaughton
¡Qué haces ahí sentado, grumete! ya puedes estar cogiendo cabos y fregando la cubierta mientras lees esta reseña, ¡es una orden!
¡Tú, holgazán! iza la bandera pirata y dale las gracias a la Editorial Vicens Vives por este ejemplar. Haz caso a tu superior y mírale a los ojos cuando te hable, no verás libros ilustrados más interesantes que éstos. Y ahora silencio en proa, firmes y atentos, pues voy a contaros la historia de Jolly Roger.
Roger era un niño algo triste, le llaman Jolly por ironías de la vida pues casi nunca sonreía, podría haber sido más feliz pero su madre le agobiaba día tras día con tareas muy aburridas y empezaba a cansarse de tantas obligaciones. Así que, un buen día, se escondió en un barril y viajó de polizón... ¡en un barco pirata! si ya lo había hecho anteriormente su padre, ¿por qué no él? abandonaría ese agobiante mundo de tareas y recados viviendo en la mar con una panda de rufianes malhablados y sucios, ¡sí, eso haría!
¿No te ha gustado? lectorcillo... ¿qué es ese olor? ¡no puede ser! he aquí un seguidor que además de inteligente huele a jabón, tú no eres de los nuestros, para subir a nuestra nave tendrás que olvidar el peine, los modales y todo lo que te enseñaron en la escuela pues a cien millas de la costa, no te servirá de nada.
Si después de escuchar este relato no vas corriendo a hacerte con un ejemplar, podrás elegir entre lanzarte al mar o ser nuestro esclavo para siempre... ¡uuuh! ¡grrr! ¡mldita sea! se nos escapa el lector prisionero ¡al abordaje!
Fuente: este post proviene de Diario de una Chicka Lit, donde puedes consultar el contenido original.
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