Hola a todos y bienvenidos. Ya estamos a jueves y toca post improvisado. Yo tengo un café bien caliente y a mi gatito muy cerca, lo veo y me inspira. Así que sin más rollo empezamos con la reflexión.
Tras cuatro años y medio con esta sección se me van acabando las ideas, pero bueno, las musas seguramente serán benévolas y me inspirarán.
Y precisamente al decir lo de los cuatro años y medio me he dado cuenta de lo rápido que pasa el tiempo.
Qué sí, que es un tópico y algo muy manido pero si lo miramos fríamente da vértigo.
Este fin de semana hará un año que perdí a alguien muy muy querido, en mi corazón se abrió otro agujero inmenso de los que duelen y no es posible llenar. Tal día como hoy de hace un año estaba recibiendo la peor de las noticias y preparándome para pasar unas noches eternas y dolorosas en el hospital.
Todo fue terrible pero al pensar en ello no tengo la sensación de que haya transcurrido un año. La persona que se nos fue era de esas que viven intensamente y jamás habría permitido que me derrumbara, por eso sigo viviendo intensamente yo también, pero me asusta pensar en el paso del tiempo. Tengo la sensación de que han pasado dos meses, quizás tres...pero, ¿un año? No puedo llevar un año sin sus notas de voz y sus whatsapp, de nuestro intercambio de fotos y nuestras risas, de recuerdos y de promesas de futuro...
El tiempo se desliza inexorablemente y hace mucho, pero mucho que me juré a mí misma(menuda redundancia) que viviría a tope cada día.
Obviamente hay problemas y cosas preocupantes, hay momentos complicados y no todo son risas pero cada instante que me brinda la vida, por pequeño que sea, lo celebro con muchas ganas.
Esta semana tuvimos otro concierto del coro de mis hijos(de nuevo os torturé por redes sociales) y fuimos a verlo con muchas ganas y mucha alegría, como si nunca hubésemos ido, y aplaudimos cada canción como si fuese la primera vez que las oíamos.
Hace unos días hice un inmenso ramo de mimosa, mi flor preferida, y disfruté el paseo para cogerla, el aire impregnado con ese aroma tan bonito y que me recuerda tiempos muy buenos, y fui muy feliz. Luego fue para mi suegra y para mi madre porque yo tengo algunos animales que no pueden tenerla cerca, solo me quedé un poco que tengo secando en la finca, pero lo bien que lo pasamos cogiéndola, con resbalón incluido, fue un aliciente para rematar un día.
Y hablando de celebrar cosas sin importancia. En una de esas páginas de encuestas de las que os hablé aquí, hicieron un a serie de concursos y el premio eran puntos, que luego podemos cambiar por dinero o vales de regalo.
Pues para celebrar San Valentín había que describir el amor. Yo lo hice un poco apurada y desde el móvil que se me da fatal, la verdad, pero la suerte estaba de mi lado y gané. Solo éramos 58 pero qué ilusión. Os dejo aquí la descripción, me da vergúenza porque al releerla la vi muy cutre, jejeje, pero bueno, aquí queda.
Amor es estar con alguien que te quiere como eres, que encuentra bonitas tus manías y no pretende cambiarte. Es sentir que te apoya cuando las cosas van mal o que te aplaude cuando subes ese peldaño que parecía eterno. Amor es avanzar, reírse juntos, no tener silencios incómodos, hablar hasta la madrugada de cosas sin importancia y compartir secretos absurdos que solo nosotros entendemos. Y también es sacrificarse sin pensar en lo que estamos perdiendo, compartir sin querer tener el trozo más grande y abrazar y que te abracen en un momento inesperado. Eso es el amor, algo imposible de definir pero que nos hace sentir vivos y ser generosos porque queremos que todos a nuestro alrededor estén envueltos de un amor tan inmenso como el que estamos sintiendo nosotros.
El paseo del martes fue muy relajante
Ainnnnns me estoy enrollando, pero en resumen quiero decir que el tiempo vuela, si, es terrible y agotador, pero está en nuestra mano aprovecharlo. A veces se puede más y otras menos, pero creo que es obligatorio disfrutar, hay que hacerlo por nosotros y por los que se fueron demasiado pronto. La vida hay que saborearla, encontrar esos matices que la hacen única, reír porque nos gusta el sonido de la risa.
Yo creo que la mejor manera de disfrutar es tener pequeños alicientes a corto plazo. No hacen falta grandes cosas(qué también), pero planificar una comida familiar un poco especial, tener ganas de ver una serie un día en concreto y esperarla con ilusión, ansiar que llegue el día en el que sale a la venta tal libro o saber que pronto podremos sacar la ropa de verano y las sandalias, todas esas pequeñas cosas son grandes alicientes.
Este 2019, lo poquito que llevamos, he tenido de todo: una escapada chulísima, excursiones, un susto terrible con mi gato, virus, conciertos, paseos...El otro día, sin ir más lejos, dimos un paseo por la tarde, con mi hijo, que alimentó nuestras almas para toda la semana. Y eso en el fondo es la vida, olvidar rápido lo malo y celebrar que damos un paseo, que hay salud para disfrutarlo y muchas ganas de saborearlo.
Estaban tan tranquilitos, comiendo, con ese mar de fondo.
Y claro, otro aliciento que espero no perder es este rinconcito; me encanta encontrar temas para los post, escribirlos, leer vuestros comentarios, visitar vuestros blogs...sé que fallo un poco con las redes sociales pero esta parte de leer y comentar, de retroalimsentarnos me encanta.
Bueno, ya paro. En resumen diré que la vida vuela, sí, pero podemos escoger disfrutarla y exprimirla, mirar el lado bueno de las cosas y pasarlo lo mejor posible. Yo, al menos, lo intento.
Mil gracias por leerme y nos vemos el sábado con el resumen semanal y algún especial.