A que le tiras cuando sueñas mexicano… cuando lees noticias como esta.
Aunque ya llevamos un mes tratando de olvidar el 2017, hoy retomamos algo que hizo mucho ruido a finales del año pasado: Ése fue el año más violento en México, superando al 2011.
Contrario a lo que todos creeríamos, la razón principal por el aumento en los indicies de homicidios se debe a que la estrategia de con la que se busca combatir la delincuencia, no corresponde al origen de los delitos.
Desde el año en que Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico, el esquema de funcionamiento se limita a capturar a los principales capos de delincuencia, no obstante, lleva 12 años sin funcionar.
Esto es dentro de un panorama general, en tanto que los feminicidios aumentaron en un 72% comparado con 2015. El conteo se refiere a la cantidad de carpetas por el presunto delito de feminicidio, que han entregado los estados. El año pasado se registraron 671, de las cuales 82 pertenecían a Sinaloa, 79 a Veracruz y 58 a Oaxaca.
Si nos enfocamos en las tasas de feminicidios, el estado que queda a la cabeza es Sinaloa, con 5.33 feminicidios por cada 100 mil mujeres, seguido de Oaxaca con 2.73 y Morelos con 2.65.
Las cifras anteriores sólo presentaban los presuntos delitos de homicidio, pero también existen cifras de “presuntas víctimas mujeres de homicidios dolosos” (los casos que no se consideran como feminicidio). Donde 2017 presentó 2,585 carpetas de este tipo, un aumento de 47% en comparación a 2015 y con Baja California Sur como estado con la tasa más alta.
No importa la denominación jurídica, las víctimas de feminicidio y homicidio han aumentado exponencialmente en el último año y lo único que podemos esperar es que, el aumento en la voz de la igualdad de género y la inconformidad de la sociedad logre fisurar la estructura de corrupción e impunidad.