Los huesos de Jack se estremecieron. Se encontró yaciendo sobre algo frío, pero extrañamente suave y reconfortante. Abrió los ojos. Lo primero que vio fue el cielo nocturno con estrellas titilantes. Luego vio algo... ¡algo blanco! Estaba por todas partes, cubriendo la tierra, los arboles y las casas con su suave luz.
Jack cogió un puñado de esa sustancia. Era un polvo frío al tacto, con el que se podía formar fácilmente una bola. ¿Qué era?, se preguntó tirando la bola al aire y observando como aterrizaba junto al él con un agradable ruido sordo. Fuera lo que fuera esa sustancia, ¡le gustaba! Jack se levantó de un brinco, sintiéndose de repente tan ligero como una nube. No podia mas para explorar.
Este pueblo, se dio cuenta no se parecía nada a la Ciudad de Halloween.
La gente iba cantando por la calle. los niños se tiraban pelotitas de la sustancia blanca y se reían. Los arboles estaban cubiertos de adornos y rematados con estrellas. Y en el interior de las acogedoras casitas, se sentaba junta hablando, leyendo, cantando, ¡incluso abrazándose y besándose!
Jack siguió paseando, encantado de todo lo que veía a su alrededor.
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