Olentzero
Cuenta su leyenda que vivía aislado de todo pueblo y foco social, perdido en unos bosques de los que únicamente salía para anunciar la llegada del solsticio de invierno. Tras la llegada del cristianismo a Navarra Olentzero empezó a divulgar el nacimiento de Jesús, convirtiéndose así en referente navideño en País Vasco y Navarra.
La figura del carbonero, sin embargo, no siempre ha estado asociada al carácter festivo. A veces se ha convertido en un personaje de terror. En el siglo XVIII se avisaba a los niños de que bajaba por la chimenea con su hoz y, a aquellos que no estuviesen dormidos, les cortaba el cuello. Se cree que podría representar el cambio del tiempo pasado al nuevo, la quema de lo que ya ocurrió. En el siglo XX adquirió la costumbre de ofrecer regalos a los más pequeños, sin poder evitar las comparaciones con Papá Noel y los Reyes Magos.
Olentzero atiende las peticiones de los más pequeños
Este personaje de la mitología vasca nunca ha desaparecido de la zona de Lesaka (Navarra), su cuna; incluso en la época franquista, en la que se intentó borrar la cultura vasca, se celebraban concursos de Olentzero.
Sus cambios físicos y de personalidad son habituales. Hasta hace no mucho era grueso y andrajoso, estaba manchado de carbón y era aficionado a la bebida; ahora es más estilizado, luce barba gris y tiene mujer, Mari Domingi. Su característica pipa desapareció cuando se decidió que no fumara.
El carbonero y su mujer Mari Domingi
En 1993 el cantautor Gontzal Mendibil dedicó todo un disco a esta tradición ancestral. Sea como fuere, el simpático Olentzero es algo más que una leyenda, es el personaje más seguido por los niños de Euskal Herria, quien llena de ilusión a los más pequeños de la casa.
¿Cómo? ¿Que aún no has escrito la carta a Olentzero? ¿A qué estás esperando? Ja, ja, ja. ¡Feliz Navidad!
Carta de una niña a Olentzero