A la música, a un acorde de guitarra
al rio, a la montaña, al mar que evoca recuerdos del alma.
a la sal, a su olor, a su dulce sabor.
al aleteo transoceánico de las mariposas,
A todo llegaremos
a la soledad, a la distancia.
al beso paréntesis del encuentro,
al desencuentro.
A todo llegaremos.
Al salto alegre de la infancia para no pisar las rayas de las aceras.
al paso lento, arrastrado de la vejez.
A todo llegaremos.
a la mueca, al espanto, a la máscara.
A la harina volcada en el rincón de la panadería
al pan recién horneado.
a la levadura que crece y se agiganta haciendo monstruosa la guerra,a la decadencia.
A todo llegaremos
al ruido, al silencio,
a la compañía, a la soledad.
A la caída del cabello, a renunciar a las trenzas,
a la perdida de la melanina, a los mapas en la piel
al aumento de tormentas.
A las terceras y cuartas generaciones,
al amanecer al anochecer,
a los medios días escuchando melodías.
al vaivén en la hamaca mirando los cerros.
Al vuelo veloz, al lento,
al insomnio, al sueño.
A la celebración, a las lágrimas.
A todo llegaremos.
A la madrugada corriendo al colegio, a la fabrica
a la mendicidad, a la abundancia.
a los ángeles, a los demonios internos.
al servicio, a la desidia
a la gloria de la victoria,
a la sabiduría de la derrota.
A todo llegáremos
Al rio, a su rivera viendo desfilar la muerte en otras esferas,
a la esquina y su doble intención de torcer el destino.
A volvernos a ver, a mirarte en el espejo del tiempo.
Al orden cronológico que desciende por las montañas, floreciendo, marchitándose, dando de nuevo su fruto.
A todo llegaremos.
Al dolor, al llanto, a la muerte
A la risa traicionera amiga de la oculta lágrima.
A la arena, al polvo de estrellas, ese que somos tu y yo
A todo llegaremos suspiro del universo.
Martha Elena Loaiza
2016