Creía que el amor era sentir algo
tan intenso que doliera.
Si no dolía, si no angustiaba,
si no tenía las putas mariposas en el
estómago todo el día,
aquello NO ERA AMOR.
¿Por qué era eso no?
¿Así tenía que ser?
Al menos eso me ha vendido toda mi vida
la publicidad, el cine...
y así de estúpidamente
lo he consumido siempre yo,
como un drama arrollador.
Lo buscaba por los rincones
y me dejaba embaucar.
Arrastrada como por un remolino de emociones
que me engullía hasta dejar de respirar.
Sí, ahoga, arranca, tritura, lapida
y mata todo rastro de ti,
ese amor insano y destructivo
que te convierte en un esqueje
de lo que algún día fui cuando
no estaba contigo.
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