Mis paisajes favoritos del verano de 2017 son dos: uno de mar y otro de montaña. Revisando todas las fotografías y recuerdos del verano pasado, hay dos que destacan especialmente por todos los buenos momentos vividos.
Lago y monte en Pirineos
Este es el paisaje que me ha acompañado todas las mañanas mientras desayunaba. La magia de colores, luz y reflejos es impresionante. Quizá la pintura en este caso no hace justicia a la realidad, pero es una visión muy personal. Quería transmitir sobre todo el lujo que supone tener un paisaje así sólo para ti. Sin nadie más. El lujo de la exclusividad.
Playa de Cádiz al atardecer
Justo antes de ponerse el sol, era la hora en la solíamos salir con los perros a dar un paseo por la playa. Los perros corriendo y jugando con la arena y las olas es uno de mis mejores recuerdos. Así que solemos repetir esta rutina cada día y cada verano.
Reflejos dorados de sol en cada gota de agua y en cada grano de arena, y figuras dinámicas siluteadas en negro. Esta podría ser mi definición de la felicidad.
Fuente: este post proviene de Lola Kabuki, donde puedes consultar el contenido original.
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