(Publicada en la antología “150 Autores, 150 vivencias”- Quinto premio Orola – 2011 – de Orola Ediciones).
Inventó una colección de ingenios electrónicos que le hicieron la vida más cómoda. Por fin tenía tiempo libre, era la meta que siempre había perseguido. Se puso a cavilar sobre qué hacer con tan precioso tesoro. Un importante anhelo se dibujó en su mente: era el momento de hacer amigos. Buscó libros y manuales que le enseñaran esta peculiar técnica, ninguno le ayudó a cumplir su objetivo. Desistió de tan ambicioso plan e ideó otro artilugio mucho más sofisticado que paliaba su soledad y anulaba la necesidad de salir de casa: Dejó de comprar el periódico, perdió interés por el sol, la lluvia y la música. Un día se dio cuenta de que hacía décadas que no reía ni lloraba, sepultado entre sus artefactos, había perdido su humanidad.
Al observarse en el espejo
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