La Gran Suiza (IV)

Aarau
A mitad de camino, mientras vamos de Basilea a Zurich, encontramos esta pequeña ciudad que parece atrapada en el tiempo.




Y es ciudad no sólo por su tamaño, sino porque también es capital del cantón de Argau o Argovia, que es lo mismo que decir que es capital de provincia, vamos. Y hablando de nombre, éste le viene por estar a orillas del río Aare, que fue donde la fundaron los Habsburgo en el siglo XIII. Quizá de ahí venga su elegancia.




Son varios los edificios de importancia que podemos encontrar según nos vamos adentrando por las laberínticas callejuelas, como el Palacio del Gobierno Cantonal o el del Parlamento. Pero quizá sea más conocida como la ciudad de los "hermosos aleros" o "Dachhimmel", en su mayoría del siglo XVI y que representan varios aspectos de la vida popular, religiosa del cantón e incluso referencias a mitología o familias nobiliarias, con sus escudos y ornatos.




La verdad es que llega a doler el cuello de mantenerlo hacia atrás para contemplar las maravillas que se esconden, pintadas, bajo los aleros de las altísimas casas de Aarau.
Aparte de este gran atractivo, la ciudad cuenta con una avenida principal, adoquinada tal y como estaba en el siglo XVI que nos lleva a la preciosa fuente de la Justicia y que es vecina de la Stadtkirche, que destaca desde lejos por su elegante campanario.






Un consejo, es una ciudad con unas tiendas muy, muy originales y con los precios más baratos que vi en Suiza...
La verdad es que impresiona mucho entrar a Aarau por la ciudad nueva, y al pasar a la la antigua villa encontrarse con esta auténtica mole que desde 1531 se levanta sobre los restos de las antiguas murallas que protegían el burgo medieval.




Es maciza y alta, como un gigante petrificado que nos permite pasar bajo ella para ver dos de sus secretos.
Uno es el reloj de sol que está inmediatamente debajo de la esfera medieval (que desde 1532 sólo ha sido reparada dos veces, lo que demuestra que la leyenda de la relojería suiza es verdad) y que representa a varios personajes de la ciudad rodeados y custodiados por esqueletos que simbolizan la muerte, quizá recordando que todos acabamos en el mismo sitio. Está muy alto, así que sólo se aprecian las figuras si usamos el teleobjetivo de la cámara.




Y al otro lado, pero ya justo entre el arco bajo el que pasamos y un balcón que atraviesa la parte exterior de la torre, encontramos una curiosa alegoría de 1914 que demuestra la fuerza y entereza de las madres de Arau al enviar a sus hijos a la guerra (claro que eso fue antes de que Suiza se declarara neutral).


























Esta claro que es uno de los símbolos de Aarau, aunque para muchos tenga el triste recuerdo de haber servido de prisión durante siglos y hasta épocas muy recientes.
Pasemos por debajo de su mole y disfrutemos de Aarau.

Y seguimos a Baden
Ya lo hicieron los romanos en su momento, y les copiaron famosos como Goethe o Nietzsche. Todos fueron a Baden a disfrutar de los saludables 47 grados de sus aguas termales. Y sus 18 fuentes están custodiadas por la inmensa y compacta Stadtturm.


Ella abre o cierra camino a la ciudad medieval o Altstadt desde el siglo XV, y es famosa por la belleza de su característico remate con salientes en los ángulos y por ser la única superviviente del sistema defensivo de la ciudad medieval.


Su verdadero nombre es Brugger o Torre de Bader y es quizá el patrimonio más y mejor conservado por los habitantes de Baden, que incluso la embellecieron con ladrillos de los tres colores de la ciudad- negro, rojo y blanco- y la renuevan y cambian constantemente, ya sea para su conservación o para reparar desperfectos, como ocurrió en 1990 cuando su parte superior resultó muy dañada por una tormenta.




La última reconstrucción, quizá la más completa se hizo en 2008, cuando tras consultar archivos históricos se ajustó todo el entramado arquitectónico al original, por lo que en teoría, la que vemos es la más fiel de las imágenes de la torre original. Una auténtica belleza suiza.




Y claro, como en los cuentos de hadas, hasta 1985 sirvió de cárcel de la ciudad, por lo que se cuentan muchas historias románticas sobre sus moradores. Pero claro, para saberlas hay que ir a Baden....

Iglesia de MARIÄ HIMMELFAHRT UND HL. DAMIAN
Es realmente increíble el contraste. Aunque por fuera no es fea, ni siquiera mediocre, ya que tiene cierta belleza gótica, pocos pueden imaginar, y por ello pasan de largo por delante de ella, los tesoros que esconde esta iglesia católica que encontramos escondida en las calles de Baden. A mí me llamó el colorido tejado de su torre y me invitó a acercarme a conocerla.




El contraste que comento es resultado del un hecho muy simple: mientras que la estructura es del siglo XV, todo su interior fue barrocamente retocado en el XVII, con lo que encontramos en ella todas las características del estilo artístico pero esta vez en una luminosa combinación de blanco y dorado.



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