El actor Ryan Gosling
Esta teoría se remonta a finales del siglo XIX y en 2017 un grupo de investigadores la confirmó al tomar fotos en 3D de gente procedente de distintas zonas geográficas. Con ellas midieron la anchura, la altura y la distancia de las fosas nasales. Al analizar los datos dedujeron que la forma de nuestra nariz no solo depende de la genética, sino también de la adaptación de nuestros antepasados al clima local.
¿Sabías que una de las funciones de nuestra nariz es calentar y humedecer el aire antes de que pase a las vías respiratorias inferiores? Y resulta que las fosas nasales finas y estrechas cumplen esa función de forma más eficiente que las cortas y anchas, es decir, calientan mejor.
Zendaya
De hecho, las personas que mejor soportaban las frías temperaturas tenían la nariz fina y era más probable que tuvieran descendencia. El canon de belleza también empezó a decir que esas narices eran más hermosas, así que los narizfinos se reprodujeron todavía más. Por eso, finalmente, casi toda la población de las zonas frías tuvo una nariz más fina como la nuestra. Curioso, ¿verdad?
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