Hola a todos, hoy toca jueves reflexivo pero me he dormido y no me da tiempo a hacerlo. Es lo malo de estos post, nunca los tengo preparados y cuando hay un percance pues a tirar de hemeroteca, jejeje.
He decidido rescatar un post que tiene dos años.
No he tocado nada, lo dejo tal cual, con todos sus fallos. Espero que os guste y mil perdones por haber fallado.
Hola a todos!!!!! Para ir retomando la normalidad del blog hoy volvemos con un jueves reflexivo, ya sabéis que son post que escribo sobre la marcha, sin corregir ni nada, sobre lo primero que se me ocurre y con mi gatito en el regazo, que él me inspira.
Hoy no quería escribir sobre algo muy complicado, aún estoy acostumbrándome a la rutina y me apetece algo simple pero chulo.
Y claro, si hay algo que me guste en la vida es el amor, y ya si hablamos de amores de verano...ayyyyyyy.
Debo aclarar que la historia con mi marido no es un amor de verano, empezó en invierno, es un amor de otro tipo, de los firmes, de los que aguantan y mejoran con el tiempo, es una historia preciosa pero no es un amor de verano.
Sin embargo, creo que un amor de verano es algo idílico que todos deberíamos vivir.
Supongo que haber crecido con Grease, ya sabéis que la historia de Danny y Sandy empieza como un romance de verano, me ha influido un pelín. ¿Y qué me decís de Dirty dancy? Baby conoce y conquista a Johnny un verano y cada vez que veía la peli con mis amigas(millones de veces, lo confieso)todas suspirábamos por vivir algo así.
Y en Antes del amanecer mi querido Ethan conquista a Céline en pleno verano, viajando en tren por Europa.
No sigo con las pelis porque no acabaría, pero ayudada por ellas, y por los libros, y por mi propio mundo de fantasía sé que siempre quise tener un amor de verano, uno de esos que en el fondo no llegan a más (en las pelis que os digo sí, pero en la vida...), de esos que guardamos en un cajón al fondo de nuestra memoria y que no desempolvamos, o tal vez lo hacemos cuando nuestra vida está ya muy avanzada.
Siempre he sido una romántica y un poco ñoña, o un mucho, así que siempre he querido vivir este tipo de historias.
No creáis que era una adolescente que recorría las playas en busca de un corazón solitario para conquistarlo, no, simplemente quería que sucediera
Y la verdad es que tuve suerte, y tuve alguna historia de verano de esas que marcan pero que en el fondo quieres acabar, una historia para escribir en mi diario con candado(que se podía abrir con una horquilla), una historia para soñar despierta.
Fueron historias muy muy simples que ni merece la pena contar y que se acaban cuando se va el verano, o se va uno de los dos que está de vacaciones, es así, se acaba con la promesa de cartas(no teníamos wassap) y alguna llamada que el tiempo empieza a distanciar hasta que queda en nada.
Muchas veces me he preguntado sí mi vida habría sido igual sin esas pequeñas historias que ahora me parecen tan tiernas e inocentes, sí habría acabado con mi marido y habríamos tenido la misma vida.
Y siempre me respondo que sí, que estábamos predestinados y tarde o temprano habríamos acabado encontrándonos.
Y estoy muy contenta por haberme cruzado en su camino, pero también por todo lo vivido en mi vida, no querría borrar el pasado porque son buenos recuerdos. Desde luego los hay malos, pero ninguno es terriblemente malo así que quiero conservarlos todos en ese rincón de la memoria del que os hablaba.
Ahora que ha pasado el tiempo me doy cuenta de lo bonitos que son esos sentimientos que se tienen en la adolescencia, aunque muchas veces no sean correspondidos, pero son tan preciosos.
Estos días estuve releyendo las poesías que escribía con 15, 16 o 17 años y me doy cuenta de lo intensas que eran, supongo porque así sentía yo las cosas, con toda intensidad.
Y mientras releía esas palabras ten llenas de amor me transportaba a aquellos años, a la magia de los primeros besos, a la timidez que con los años hemos perdido, de esa ilusión...Era como Baby Houseman pero bailando rematadamente mal.
Para acabar, porque cuando empiezo a hablar acabo divagando sin sentido, os diré que la vida está llena de sorpresas y los amores de verano forman parte de la vida y de esas sorpresas que la endulzan, aunque las separaciones duelan, aunque sepamos que con el otoño llegará el adiós y tal vez el próximo verano nada sea igual.
A pesar de todo eso hay cosas que merece la pena vivirlas.
Bueno, para no ser pesada en el primer día, y porque ya empiezo a divagar demasiado me despido, me encantará leer vuestros comentarios y mil gracias de verdad por leerme y comentar siempre.
Ya sabéis que si queréis decirme algo en privado tengo un formulario de contacto arriba a la derecha, para lo que sea ya sabéis que podéis contar conmigo.
Y vosotros;¿Habéis tenido amores de verano?¿Y fueron definitivos o solo pasajeros como el verano?¿Sois románticos como yo o preferís algo menos efímero y más seguro?
Hasta mañana que vuelvo con un post de viernes. Besinossssssssss.
*Por cierto, os deo con una canción que yo escuchaba mil veces en esos momentos, la letra no puede ser más apropiada y el cantante me volvía loca.