Indies, indepes, independientes

Foto: Peter Lewicki, Unsplash
No niego que la palabra independiente posee un halo muy seductor. Nos mola ver películas indie o declararnos fans de algún grupo de música indie, voces propias que se distancian de las todopoderosas corporaciones cinematográficas o discográficas para defender su libertad creativa. En mi caso, ser autora indie lo vivo con cierta dicotomía: valoro lo bueno que tiene, pero en otros aspectos, me siento huérfana, en mitad de ninguna parte. (Y no, esto no va de política ni sus múltiples jardines, si es lo que estabas pensando).

Indie, término incluso más cool que independiente, evoca esa libertad individual que desde pequeños nos enseñan tanto a valorar aunque luego vayamos acotando sus límites según crecemos; huele un poco también a renovación, a salirse de caminos trillados, a irreverencia respecto a lo establecido ya sea por la tradición, el poder, o el mercado, da igual; y quizás lo más importante: implica la asunción de determinadas responsabilidades, te da control y poder de decisión sobre aquello en lo que has decidido ir por libre. Como autor/a, también renuncias a algunas cosas de las que, al principio, no eres del todo consciente.

Las razones que me empujaron a mí a auto publicar fueron sencillas: el mundillo de las grandes editoriales me parecía complejo, inaccesible, cerrado. Y me imponían mucho respeto (todavía me lo imponen, aunque ahora, relativizo y discrimino mis respetos). En aquel momento de mi primera novela yo solo quería probar, saber qué podía ocurrir. Amazon me permitía hacerlo, de forma fácil, intuitiva, rápida.

El entorno tecnológico no me suponía una barrera, he trabajado en él muchos años, así que el riesgo que asumía era pequeño. Por otra parte, siempre me ha interesado el trabajo editorial, a pesar de que sólo conozca una mínima parte, y reconozco que ha sido y sigue siendo apasionante aprender sobre los entresijos de ese proceso, aunque sea en el marco de la plataforma de Amazon.

Entonces, ¿a qué viene esto?

Pues a que octubre es el mes “indie” en Amazon, en el que promociona a sus autores auto-publicados en su plataforma, y me he preguntado si estoy cómoda y satisfecha con esa etiqueta, por lo cual, he hecho un pequeño ejercicio de reflexión/evaluación sobre lo que me supone ser autora indie vs autora de editorial, ahora que conozco un poquito mejor el percal. ¿Qué me estoy perdiendo por no publicar con una editorial*? ¿Qué valor añadido me aportaría una editorial a lo que ya tengo/hago como autora indie?

(Por cierto, inciso promocional: aprovecho para decir que este mes La estúpida idea de dejarte marchar está a 0,99 y El mapa de mi piel a 1,19, ambos en sus ediciones digitales).

Ventajas vs. Inconvenientes de ser autora indie y no publicar con editoriales

Ventaja: Control sobre mi proceso creativo. En mi caso, escribo las historias que me apetece escribir —saltando de género en género si quiero—, sin ataduras de ningún tipo, salvo las que me auto impongo, que son… algunas. Me marco yo misma los plazos, los tiempos, e intento escribir y publicar con la misma exigencia de calidad que pongo en los libros que leo, que es mucha.

Inconveniente: Orfandad editorial. Algo que sí echo de menos en mi andadura solitaria es un interlocutor/a con quien intercambiar ideas u opiniones sobre mis escritos o comentar proyectos de escritura que tengo en el tintero. Esto, en teoría, lo solía hacer la figura de tu editor en una editorial, la persona que te orientaba, te apoyaba y hacía crecer en el plano literario,  aunque sé de buena tinta que son ya pocas las editoriales que realizan este tipo de trabajo con sus autores, salvo que lo vean como una inversión rentable a corto-medio plazo. Supongo que lo harán con sus autores estrellas, qué menos ¿no?

V:  Control sobre mis novelas. Yo busco al profesional que me lo corregirá, decido título, elijo portada, precio, mercados de venta, promociones. Todo en base a una mezcla de intuición/conocimientos básicos/sentido común que puede funcionar o no. Es fácil que nos falte la distancia racional  y objetividad necesarias para tomar decisiones sobre tu propia obra creativa. La ventas lo dirán.

I: Aquí tengo cierta ambigüedad: por un lado sé que las editoriales conocen muy bien el mercado y toman sus decisiones en base a eso: deciden título, portada, distribución según sus criterios empresariales o según el profesional que se te asigne dentro de la editorial. Sé que hay buenos profesionales en las editoriales, sin embargo, he conocido casos y he leído algunas novelas en las que la “supuesta” calidad editorial brilla por su ausencia: portadas horribles, libros mal corregidos con demasiadas erratas, mal editados, mala distribución.

V: Amazon te da el primer empujón promocional. Si tienes una novela que parece funcionar a nivel de ventas (y otros criterios que desconozco), ellos refuerzan ese impulso con acciones de marketing y  promoción muy efectivas a través de sus herramientas. Sin embargo, no es fácil entrar en ese club de privilegiados por las promociones de Amazon, pero oye. También es cierto que destacar o llamar la atención en el inabarcable universo de novelas publicadas su plataforma es una misión titánica, aunque no imposible.

I: Promoción de la editorial, depende. Esto es así. Tienen presupuestos cada vez más reducidos en marketing y suelen destinarse a sus escritores estrella. Oigo a muchas autoras que dicen que las editoriales quieren escritores que se promocionen a sí mismos, que se organicen sus presentaciones, que se hagan con una buena base de seguidores en redes sociales. Si yo fuera un escritor así, ¿para qué necesito a la editorial?

V: Royalties, el autor principal beneficiario. Amazon te puede dar un 30% o un 70% de royalties sobre tus ventas, en función del precio que tú elijas. Los precios de los libros digitales son mucho más bajos (lo normal es que oscilen entre 0,99 y 4,99, diría yo) así que tienes que vender mucho para ingresar algo mínimamente decente. Claro, que son cientos de miles de autores que publican con ellos. Así pues, la estrategia empresarial de Amazon que se basa tener un gran volumen de ventas con pequeño margen.

I: Royalties, el autor último beneficiario. Los contratos editoriales conceden al autor entre un 7 y un 10% de las ventas, en el mejor de los casos. El resto se reparte entre gastos de distribución, edición, impresión y promoción. Los precios de los libros de editorial son bastante más elevados (incluso en las versiones digitales), así que en el caso de las editoriales, entiendo que su estrategia es vender poco aunque con más margen.

V: Transparencia. Amazon te proporciona todos los datos posibles sobre tus novelas. Tus ventas día a día, por mercados, por tipo de libro (digital o papel) tus royalties (bastante mayores que en una editorial), el funcionamiento de tus promociones. Puedes saber lo que te está funcionando y lo que no, puedes conocer un poco mejor tu público.

I: Oscuridad. En este punto, ninguno. Una de las quejas que más escucho entre los autores de editoriales es el oscurantismo y la falta de datos e información sobre la distribución y ventas de sus libros publicados.

V: Acceso a lectores del mundo mundial. Publicar en Amazon, en versión digital y también en papel, te da la posibilidad de llegar a un público lector amplísimo, el mundo entero. Pero tampoco seamos ingenuos: tienes acceso a un público “potencial” mayor, pero luego depende de muchos factores propios y ajenos (básicamente, de la promoción que de tu libro haga Amazon) que ese alcance se transforme en lectores reales.

I: Adiós a lectores más tradicionales. Soy consciente de que hay un público lector, quizás más tradicional, al que como autora autopublicada nunca llegaré: al que le gusta ir a librerías (o a grandes superficies), hojear títulos y comprarse el libro en papel que le llame la atención. Y esto me lleva a otro inconveniente de ser autora indie…

I: Prestigio. Por más que lo neguemos, publicar con una editorial —sea la que sea— tiene un plus de reconocimiento, prestigio, valoración —alguien con criterio profesional ajeno a ti y tu entorno, ha considerado que tu manuscrito merece la pena ser publicado—, que no tiene el decir que eres autora autopublicada, aunque te lean cuatro gatos y vendas dos libros. Esto es así.

¿El balance final?
Como suele ocurrir con todos los temas complejos, no hay una decisión correcta o incorrecta. Lo que vale para unos, para otros no.  Lo que aceptaría con determinadas editoriales, con otras no. Mi momento personal y profesional hoy podría cambiar mañana y con ello, mi visión de la escritura.
La vida misma, vaya.

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