EL MANTO BLANCO DE LA PRIMAVERA
Cada año un millón de cerezos florece en el cacereño valle del Jerte al arrancar la primavera
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Hay varios milagros que se producen cada año para significar que el invierno quedó atrás, sea cual sea el tiempo meteorológico que perciban los sentidos. Entre esos milagros cabe destacar el de las luces equinocciales que se cuelan por las ventanas de las iglesias de San Juan de Ortega, en pleno Camino de Santiago Burgalés, o Santa Marta de Tera, en el Camino de Santiago de Sanabria. Eso ha ocurrido, en ambos casos, entre el 20 y el 23 de marzo con distinto grado de efectismo pero con intensidad suficiente como para despertar la emoción de quienes asisten, siempre y cuando las nubes se abran en torno a las cinco de la tarde –hora solar- para dejar pasar el teatral chorro de luz.
PRIMAVERA Y CEREZO EN FLOR 2016. PROGRAMACIÓN COMPLETA Otro de esos milagros naturales que inauguran la primavera como si fuera una traca de las grandes es la floración de los cerezos del cacereño valle del Jerte: más de un millón de árboles explotando en flores blancas es un espectáculo que atraerá este año en torno a 40.000 personas, según cálculos de la Junta de Extremadura. Un buen argumento para ir, o no, según el talante de cada cual. Lo bueno de este milagro es que la puesta en escena es algo más dilatada que el de las luces equinocciales.
Nubes sobre la localidad de Rebollar. Abajo Valdastillas. Valle del Jerte. Extremadura. España © Javier Prieto Gallego;
Es también un buen momento para picotear en el menú de festejos de aires tradicionales preparados por las distintas administraciones, empeñadas ahora en convertir esta Fiesta de los Cerezos en Flor en la segunda celebración autonómica más importante de Extremadura, tras la del Día de la Comunidad. Entre los actos programados este año para aderezar el recorrido de los visitantes por las distintas localidades del valle figuran las degustaciones de platos típicos, la organización de visitas guiadas, representaciones de carácter folclórico o muestras de bailes regionales.
El abordaje de este valle, si se hace, desde la provincia de Ávila, comienza por el puerto de Tornavacas. Es también uno de los mejores palcos naturales para quienes sólo pretendan el deleite de la mirada y el olfato. La postal que este valle blanco ofrece para quienes asistan en directo al espectáculo lleva de regalo la maravilla de un perfume imposible de meter en una foto, millones de flores abiertas de par en par emanan un regusto untuoso que acompaña los recuerdos del valle hasta varias semanas después.
01- Tornavacas
Más abajo, era el primer pueblo que los pastores trashumantes se encontraban al abandonar Ávila por el puerto de Castilla camino de los pastos extremeños. También fue la población escogida por Carlos I para descansar el 12 de noviembre de 1556 cuando, una hora después de anochecido” llegaba, cansado y enfermo de gota, en su postrer viaje hacia la que sería su última morada: el monasterio de Yuste. La casa en la que se hospedó, el número 23 de la calle Real, aún mantiene su dintel grabado con la inscripción: “Juan Méndez de Avila, criado de su Magestad”.
Precisamente, a lo largo de esta calle, que dos puentes –Cimero y Puentecilla- dividen en tres tramos, se asoman los mejores ejemplos de arquitectura serrana y señorial, con algún palacete y rincones singulares. En el extremo meridional de esa calle se localiza, después de pasar La Puentecilla, con un templete dieciochesco, la curiosa picota medieval conocida como Marirrollas. Hacia el otro extremo esa calle lleva a la iglesia de La Asunción y, algo más allá, el Centro de Interpretación de la Alta Montaña y la Trashumancia ( Real de Arriba, 3. Tel. 927 17 70 18).
Picota medieval de la Marirrolla. Tornavacas. Valle del Jerte. Fiesta del Cerezo. Extremadura. España © Javier Prieto Gallego;
02- Jerte
Es la población que da nombre al valle, al río, a las cerezas con denominación de origen y a varios establecimientos hoteleros. También, el centro neurálgico de un cultivo especializado, el de las cerezas, que se ha convertido en el auténtico motor de la economía del valle junto al del turismo rural, y también centro artesano especializado en la talla del alabastro. Su barrio más notable es el de los Bueyes, próximo a la orilla del río. En la calle Ramón Cepeda se localizan algunas de las casas más antiguas del pueblo. La iglesia de La Asunción es del siglo XVIII, con una torre exenta levantada con finalidad defensiva. En uno de los extremos del pueblo se alza la ermita del Cristo del Amparo.
Merece la pena el paseo señalizado que lleva en tres kilómetros río arriba por la orilla izquierda del Jerte hasta el Centro de Reproducción de Salmónidos (Tel.927 19 41 65), con paneles didácticos y piscinas que ilustran sobre los pormenores de esta especie.
03- Reserva Natural Garganta de los Infiernos
Poco antes de alcanzar el desvío hacia el puerto Honduras llegamos a la Reserva Natural Garganta de los Infiernos. En su centro de interpretación (Tel. 927 01 49 36) informan de los paseos señalizados que se pueden realizar en ella. Uno de los más atractivos y frecuentados es el que lleva hasta Los Pilones, espectaculares encajonamientos de granito sumamente desgastados por efecto de la erosión hasta los que se llega en unos 45 minutos. Precisamente, este espacio natural se caracteriza por su amplia red hidrográfica y un abundante número de cascadas y saltos de agua. Acorde con esta característica, la cubierta vegetal predominante es una combinación de bosque caducifolio y de ribera, con presencia de piornales serranos y pastizales alpinos. Entre los mamíferos localizados en la zona, destaca la huidiza y cada vez más valiosa presencia del lince ibérico, el felino más amenazado del mundo, que utiliza el valle como corredor entre otras zonas limítrofes donde encuentra mejor acomodo.
Los Pilones. Paraje de la Garganta de los Infiernos. Jerte. Valle del Jerte. Fiesta del Cerezo. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego
04- Cabezuela del Valle
El origen fundacional de Cabezuela del Valle estuvo en un cerro o cabezuela sobre el que se extendió La Aldea. Con el tiempo ese núcleo se desarrolló hasta alcanzar las orillas del río. Por eso la zona más antigua y con más tipismo se sitúa ahora en la parte alta de la población, que aún mantiene la estructura laberíntica de su importante judería. De hecho, la iglesia de San Miguel Arcángel se levantó en el siglo XVI sobre la antigua sinagoga. Por debajo de ésta cruza la calle principal, dividida en tres tramos con nombres distintos. Da comienzo en la carretera general con el nombre del Hondón. Allí se localiza un crucero y el caserón habilitado para acoger el interesante Museo de la Cereza (El Hondón, 58. Tel. 927 47 20 04; 636 73 18 62), de visita imprescindible para comprender las raíces de este cultivo en el valle. La muestra se halla distribuida a lo largo de tres pisos. En ellos se expone de manera didáctica el proceso de cultivo y transformación de este fruto sin olvidar otros aspectos como relacionados con él, como el folclore o los trajes típicos de la zona. También el uso de materiales tradicionales, la evolución de las técnicas hortofrutícolas o la repercusión en la economía de la zona.
En el paseo hacia la parte alta de esa calle se descubren interesantes fachadas y un tramo de acera porticada. Su fiesta más popular es la Quema del Judas, un muñeco relleno de paja y petardos, el sábado de Gloria. Tras cruzar el puente sobre el Jerte y antes de dejar atrás por completo el caserío, un desvío lleva hacia la ermita Virgen de Peñas, la Oficina de Turismo y, unos metros más allá, el Centro de Interpretación del Agua (Paraje Virgen de Peñas Albas, s/n. Tel. 686 51 10 62).
Interior del Museo de la Cereza. Cabezuela del Valle. Valle del Jerte. Fiesta del Cerezo. Extremadura. España © Javier Prieto Gallego;
05- Navaconcejo
Su vía más típica, la calle Real, corre paralela a la carretera y el río, y a ella se asoman varias casas con sólidas balconadas tradicionales de madera. Una de ellas fue sede de la Inquisición. Más allá de la iglesia de la Asunción, del siglo XVI, se localiza el edificio conocido como La Fábrica. Construido en 1625, fue donado a los franciscanos para que instalaran en él un telar para fabricar sayales. En la actualidad es sede de la Casa de Cultura. Su fachada más interesante presenta doble estructura porticada. Hacia el sur de la localidad se localiza la ermita del Santo Cristo del Valle. La de San Jorge tiene un retablo del XIII.
Un niño pesca en las aguas del río Jerte. Navaconcejo. Valle del Jerte. Fiesta del Cerezo. Extremadura. España © Javier Prieto Gallego;
06- El Rebollar y El Torno
Antes de alcanzar la localidad de Valdastillas, tomamos el desvío de la C-133 que nos lleva por las faldas de la vertiente septentrional del valle. Un recorrido panorámico en el que se enlazan las localidades de El Rebollar y El Torno. En El Rebollar lo mejor es aparcar en la carretera, junto al bar, y buscar la calle de La Chorrera por la parte alta del pueblo, hasta la zona de Los Canchos, un barrio donde las casas se elevan directamente sobre gigantes bolos de granito.
La segunda localidad presume de unas esplendidas vistas sobre el conjunto del valle. También de haber desafiado tanto a las tropas napoleónicas que éstas terminaron por arrasarlo en su mayor parte. Merece la pena dejar el coche en el entorno de la iglesia, con una valiosa talla de la Virgen de estilo hispanoflamenco en su interior, y descubrir a pie el laberinto de rincones que forman su barrio del Castillo.
Rincón en el barrio del Canchal. Rebollar. Valle del Jerte. Fiesta del Cerezo. Extremadura. España © Javier Prieto Gallego;
07- Casas del Castañar
Casi al final del embalse de Plasencia se localiza el ramal de carretera que asciende hacia la localidad de Casas del Castañar. En el entorno de la localidad se localizan varios ejemplares de castaño con la declaración de Árboles Singulares por su envergadura y tamaño: el castaño de los Realengos, con más de 25 metros de altura y 6 de perímetro; los castaños de Escondelobo, dos de los mayores castaños de Extremadura y de España, en el paraje de la sierra de Bernabé; y los de la fuente de las Escobanchas. Merece la pena degustar una arquitectura tradicional en la que predomina el entramado para las fachadas, las solanas y los soportales. Sus edificios religiosos son la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVI, y la ermita del Humilladero.
08- Barrado
La sucesión de casas junto a la carretera hace que el pueblo anterior aparezca prácticamente unido a Cabrero. En este caso el topónimo recuerda los orígenes de la localidad cuando, durante la Edad Media, los pastores de cabras bajaban de las zonas altas de la sierra para pasar aquí el invierno, en un clima menos duro. Su iglesia está dedicada a san Miguel y es del siglo XVII.
Resulta fácil pasarse la señalización que, a la entrada de Cabrero, indica el desvío a tomar hacia Barrado, localidad a caballo entre los valles del Jerte y La Vera. Se trata de un estrecho y retorcido carril asfaltado que discurre por una de las zonas más apartadas y espectaculares del Jerte. Tras superar las primeras líneas de bancales la masa forestal va ganando densidad hasta que, al coronar el puerto del Rabanillo, una pista forestal de tierra que sigue el PR18 permite encaminarse a conocer el Roble de la Solana. Con una altura de 20 metros, tiene una edad estimada de 300 años. El primer kilómetro y medio discurre por el interior del robledal hasta alcanzar una cancela. Los tres kilómetros que restan hasta el árbol corren a media ladera brindando unas espectaculares vistas del valle donde se enclava Barrado. El encanto del casco urbano de esta localidad puede disfrutarse paseando por la calle Real, donde aún quedan varios ejemplos de arquitectura tradicional y algunos dinteles con curiosas inscripciones. Su iglesia de San Sebastián es del XVII. En la periferia quedan la ermita del Cristo, de estilo mudéjar, y la del Viso. Al norte de la población, sobre le arroyo del Obispo, puede visitarse a pie el paraje natural de Las Camellas.
Árbol Singular de La Solana. Roble de unos 300 años de edad. Localidad de Barrado. Valle del Jerte. Fiesta del Cerezo. Extremadura. España © Javier Prieto Gallego;
09- Piornal
Con sus 1.175 metros de altitud es el pueblo más alto de Extremadura. También uno de los que padece un clima más riguroso durante el invierno, con frecuentes nevadas y hielo. En el siglo XII fue fundado por una comunidad de pastores llegados de las montañas de León, y hay quien dice que aún se perciben ciertos rasgos étnicos celtas en sus actuales pobladores. En su zona más antigua se alza la iglesia de San Juan Bautista, reconstruida a mediados del siglo XX, a excepción de la torre, del XV. Cerca queda también el corro de casas que acoge los restos del palacio de verano del obispo Pedro González de Acebedo. Esta localidad es famosa por la celebración, cada 19 y 20 de enero, de la fiesta del Jarramplas, de Interés Turístico Regional.
Fuente junto al a iglesia. Piornal. Valle del Jerte. Extremadura. España © Javier Prieto Gallego;
10- Valdastillas
Dos kilómetros y medio antes de esta localidad, en una marcada curva de la carretera, sale hacia la derecha la pista asfaltada que lleva, en 500 metros, hasta la cascada del Caozo, espectacular despeñadero en tiempo de lluvias.
La cascada del Caozo se encuentra en un punto cercano a la localidad de Valdastillas, en el Valle del Jerte. [Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego]
La situación de Valdastillas en una zona más baja del valle del Jerte hace que aquí ya sea predominante el cultivo de cerezos en aterrazamientos. De hecho, en la localidad se asienta una activa cooperativa en la que se pueden adquirir todo tipo de productos artesanos relacionados con la cereza. Cuenta con una iglesia renacentista dedicada a santa María de Gracia, adornada con dos retablos de azulejos de Talavera, del XVI. El caserío conserva buenas muestras de arquitectura tradicional.
MÁS INFORMACIÓN
Oficina de turismo del Valle del Jerte/ Paraje de Peñas Albas, s/n/10610 Cabezuela del Valle. Tel: (+34) 927 47 25 58. turismo@mancomunidadvalledeljerte.es
Horario especial:
Del 1 al 9 de abril de 10:00 a 18:00 h abierto ininterrrumpidadmente
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