Hola a todos, ¿qué tal el fin de semana? Espero que genial, el mío ha estado bien, he celebrado el día de la madre, he salido a correr y he descansado un poco así que no hay queja.
Hoy me apetecía hablar de esas pequeñas cosas que tanto nos gustan, esas que son sencillas, que todos podemos tener pero que hacen que un día gris de repente se vuelva luminoso.
Tenía pensado poner otro post pero ayer fui testigo de un accidente de un niño muy pequeño que al parecer ha acabado bien dentro de lo que cabe, y al ver a la madre tan tan desesperada y sentir lo efímero que es todo se me ocurrió recordar esas cosas buenas que hay que valorar.
Ya os hablé de ellas muchas veces, os dejo aquí el último post y ahí tenéis el resto de los enlaces si os apetece, hay de todo, desde momentos en medio del bosque viendo The walking dead hasta momentos en familia antes de cenar.
Y sin más rollo empezamos.
-Una de las cosas que me encantan es caminar por prados de hierba alta a finales de primavera o a principios de verano y escuchar el canto de los grillos. Hace algo más de dos semanas que pude hacerlo y me he transportado a mi infancia. Es una tontería pero son momentos preciosos, por supuesto tiene que ser un poco antes de la puesta de sol y tenemos que cenar o merendar en plan pic nic con los grillitos de fondo.
La hierba alta y los grillos son lo más.
-Me encanta escuchar la radio, de hecho tengo por ahí un podcast contando una anécdota porque somos mucho de escuchar la radio. La escuchaba con mis padres y luego yo sola, y una vez gané un lote de discos en un concurso de radio(allá por los noventa) y algunas veces me entrevistaron, una de ellas le dediqué una canción a mi marido que entonces era mi novio, con el que llevaba unos meses. Fue la de Oficial y Caballero, madre mía que cursi.
-Tengo la costumbre de asomarme a la ventana a última hora de la tarde en el mes de junio para oler a verano. Es un olor muy identificable y me llena de ganas de hacer cosas, al asomarme empiezo a hacer planes y ya quiero salir de casa para hacer algo, lo que sea, me sirve ir a un parque chulo a merendar, no es necesario complicarse.
Y si además huele a hierbabuena el olor a verano ya es total.
-Cuando mis hijos comen fuera y mi marido también(muy pocas veces esto último) me hace ilusión preparar alguna comida que solo nos gusta a mi madre y a mí y comer juntas viendo algo en la tele y hablando sin escuchar lo que vemos, jejeje.
La semana pasada hice una receta de la infancia de mi madre, patatas guisadas con arroz, que llevaba añísimos sin comerlas, y fue genial, un menú muy pobre pero con sabor a nostalgia y felicidad, lo que nos reímos.
-Cuando es verano me encanta cenar fuera, pero con comida preparada por mí, ya sea en la finca familiar, en un área recreativa o en mi playa favorita. Nos encanta ver como se va haciendo de noche, y cuando ya casi ha anochecido nos tomamos un café o una infusión.
A veces cenamos en merenderos unas raciones de lo que tengan, y luego salimos a dar un paseo y ver luciérnagas. Eso también mola.
Esta fue una de esas veces de cenar fuera.
-Esto va a parecer una bobada pero cuando tomo helado en copa me gusta que se derrita un poco y tomar lo derretido como si fuera un sorbete.
-Adoro como huelen los hoteles, me recuerdan a momentos buenos; a mis viajes con mis padres, a viajes de estudios, viajes con amigas o ya con mi marido(primero novio) y con mis hijos. Cada uno en su momento me parecía genial y me gusta sentirlo y saber que es algo que se puede hacer, es genial sentir que sigue habiendo viajes, aunque ahora sean menos.
Y os diré que soy muy aficionada a las tazas y tengo un montón. Tengo algunos juegos de té o café que uso en ocasiones especiales pero me gusta tener muchas tazas distintas, unas con flores, otras con mensajes, de colores, lisas, transparentes...tengo un montón y me parecen pocas, jejeje.
-Y ya para acabar, como curiosidad, os diré que me chifla el sabor del anís. De pequeña me encantaban unos caramelos que me compraba mi abuelo, y guardaba los papeles(azules y transparentes) para jugar a la tienda, envolvía cosas con ellos.
También me encantan las infusiones de anís, el café solo con anís(como a los viejecitos) y las rosquillas de anís. Es una tradición en mi casa que algunos domingos de invierno, por la tardenoche, mi marido y mis hijos las hagan, y las merendamos con café o chocolate.
Y creo que ya no se me ocurre nada más, ya me ha quedado un post larguito, pero me gusta mucho compartir estas tonterías mías con vosotros.
Mil gracias por leerme y nos vemos el miércoles con algún truco.
Y vosotros; ¿tenéis cosas que os encantan?¿Disfrutáis las pequeñas cosas?
¡¡¡Hasta el miércoles!!!!