A través de películas podemos recrear pequeños espacios de nuestra vida que ocupan un lugar especial en el corazón.
Las emociones que conectan con el cine
Hoy se ha ido un actor que conecta de forma directa con las emociones de muchos espectadores que rieron y lloraron con su capacidad interpretativa: Robin Williams nos ha dicho adiós a los 63 años de edad y ese adiós ha dado lugar a una enorme tristeza social porque en cierta forma, cuando un actor muere, hay una parte de cada espectador amante del cine que se apaga con él aunque la realidad es que la magia de las películas de un artista siguen ahí gracias a esa inmortalidad que otorga el cine cargado de historias que son irreales y que, sin embargo, parecen tan reales en el corazón.
Precisamente, porque conectan con la vida misma gracias a esa empatia que surge entre la historia de la ficción y el espectador. Sus películas nos recuerdan los beneficios de reírse, de sentir y de vivir.
Pero al mismo tiempo, la tristeza social asociada con la pérdida de un artista célebre conecta con los miedos humanos que cualquier persona tiene en su interior en relación con la brevedad de la vida, lo imprevisible del destino, el miedo a la muerte y las incógnitas que rodean a la existencia humana. Robin Williams se ha marchado para siempre y en su adiós ha encontrado un enorme agradecimiento por parte de aquellas personas que fueron felices viendo sus películas. En Psicología y Autoayuda te proponemos una película fantástica para reflexionar sobre el arte de ser feliz: El Indomable Will Hunting.
Tráiler de El Indomable Will Hunting
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