El jugador de azul golpeó la "pilota" fuerte buscando el rebote en la pared de su derecha. De modo que fue directa hacia la gente que miraba el juego.
Entre los que se agachaban y los que directamente huían, saltó el jugador de rojo que pudo darle de bolea.
Esa tarde la partida prometía. Había dos jugadores profesionales: Puchol II y Soro III. De manera que apenas cabía nadie más en la plaza y en el propio "carrer de pilota".