Hazlo de la siguiente forma:
De un tirón: Ponte unos guantes gruesos y, asiendo la planta por la base del talo, tira fuerte de ella. Asegúrate muy bien de que has arrancado tanto la parte aérea como todas las raíces que tenía.
Con una horca: Si es de porte rastrero, como el cardo, ayúdate con una horca. Híncala por debajo de las raíces y levanta toda la planta para extraerla. No dejes ni una raíz. Si quieres evitar que una mala hierba vuelva a brotar, es importante que no quede ni un trozo de sus raíces en el suelo. Examina bien toda la superficie y extrae lo que haya quedado. Quema los restos, no los eches al montón de compost.