Este año aún no nos hemos sentado a charlar tú y yo, ¡ya va siendo hora! Hoy necesito hablarte de las señales. Sé que hay gente que no cree en las señales y yo, como buena escéptica... ¡las adoro! Sé que puede sonar contradictorio pero no lo es, yo creo en todo lo que tiene explicación y se puede demostrar por lo que, te lo explicaré para que lo entiendas.
Me he fijado en lo complicado que es a veces decidirse, que parecemos no saber lo que queremos y hay innumerables chistes machistas sobre las mujeres que supuestamente nunca sabemos lo que queremos pero no es así. En realidad, los cerebros de todas las personas saben siempre lo que quieren, lo que les gusta y lo que les conviene, sin embargo, las percepciones del mundo exterior nos distraen de nuestros objetivos.
A todos nos ha pasado ir directos a coger algo... y olvidar por el camino hacia dónde íbamos, todos hemos cambiado alguna vez de opinión y nos hemos arrepentido de más de una decisión.
Y eso sucede porque no sabemos interpretar las señales ¡sí, las señales existen! pero según mis escasas creencias y mi ausente fe, no las dirige ni el universo ni tampoco nos las pone delante de nosotros un ser superior y por supuesto el destino tampoco existe. ¿Entonces quién fabrica esas señales? Nosotros mismos. Eso es, tú vas dejando tus propias señales casi sin querer, de hecho, es tu cerebro quien lo hace.
El verdadero problema es aprender a diferenciar las señales e interpretarlas ¡pero se puede entrenar!
Cuando alguien cree ver una señal que le dice si está en el camino correcto o no, en realidad es su cerebro el que ha puesto esa señal ahí pues es quien ha decidido qué es lo que realmente quieres y te lo hace saber llamando tu atención sobre algo muy concreto.
Quizás lo entenderás mejor con un ejemplo. Imagina que estás en una librería y llevas dinero en la cartera. Sabes que no necesitas más libros, tienes de sobra en casa, peeeero... de repente un libro llama totalmente tu atención, no tiene la portada más bonita y al leer la sinopsis no te habla directamente a ti por tu nombre y apellidos pero de repente te descubres a ti mismo pagando por el libro y llavándotelo a casa. ¿Eso era una señal? sí, y además una muy clara, tu cerebro te estaba diciendo claramente: ¡quiero este libro!
A veces nos dejamos llevar por las recomendaciones de otras personas, por el qué dirán, por lo que hace la mayoría y no estamos del todo satisfechos ¡eso es porque no hicimos caso a las señales!
Ahora pensemos en un tema más importante, por ejemplo con una pareja, imagina ahora que llevas un tiempo indeciso sobre qué decisión tomar con respecto a esa relación y tu cerebro empieza a enviarte señales: casi siempre te sientes mal cuando vas a quedar con esa persona, cuando te despides de ella te queda una sensación de alivio, no te gusta que te grite aunque después te dice que te quiere, te obligas a ti mismo constantemente a hacer cosas que no quieres solo porque te insinúa que deberías hacerlo... ¡créeme, son señales luminosas y parpadean insistentemente!
Por último imagina a esas amigas madres que siempre te están preguntando cuándo te vas a animar a tener tu primer hijo y empiezas a ver las señales: de repente ves embarazadas, cochecitos de bebés, escuelas infantiles, apareces en el pasillo de los productos de bebés en el supermercado, te llaman la atención ofertas de juguetes o pañales y sin embargo, sigues sin decidirte, ¡tu cerebro te lo está diciendo muy claro! no es que de repente el destino haya puesto a una legión de embarazadas a pasear por la calle cuando sales de casa, siempre han estado ahí pero nunca te habías fijado porque no te interesaba ese tema ¡puede que ahora hayas cambiado de opinión!
Las decisiones en base a esas señales solo puedes tomarlas tú. Y claro, te estarás preguntando en dónde he visto yo esas señales y a qué viene esta reflexión, pues bien, últimamente no me he sentido a gusto ni del todo satisfecha con el contenido de mi blog, me encanta leer y escribir pero estos últimos meses he pasado más tiempo organizando sorteos, visitando blogs, comentando reseñas y poniendo al día las redes sociales que realmente haciendo lo que de verdad quería ¡las señales estaban clarísimas! Ya he empezado a modificar el blog sutilmente y poco a poco irá cambiando cada vez más hasta crear lo que realmente me apetece. ¿Cuál será el siguiente paso? dejarme llevar por las señales.
Y tú, mi querido diario ¿crees en las señales? sé que no soy vidente, que no tengo poderes mágicos pero si entiendo de algo es de aprender de los errores y de compartir mi poca y característica sabiduría. Seguiré escribiendo en las páginas de mi diario con más de estos extraños conocimientos.
Besos cargados de señales ^^