Este polifacético hombre que nace el 29 de junio de 1900 en la Isla de Riou (Marsella) desaparece misteriosamente al perderse su avión el 31 de julio de 1944. El misterio de su destino duró décadas. En el año 2000 se recuperaron los restos de su avión y tiempo después pudieron identificar su identidad. En 1944 y dentro del marco de la Segunda Guerra Mundial, desaparece su avión en una misión militar de reconocimiento que fotografiaba diferentes zonas de la Provenza buscando un desembarco aliado.
Gracias a sus vivencias como piloto en sus numerosos viajes por todo el mundo, pudo crear obras como El aviador (1926), Correo del Sur (1928), Vuelo nocturno (1931), Tierra de hombres (1939), Piloto de guerra (1942) o El Principito (1942).
¿Quién no ha tenido en sus manos alguna vez este libro? El Principito es el libro francés más leído, traducido y vendido de todos los tiempos.
Es "una obra entrañable que todos leímos alguna vez y que deberíamos compartir con los más jóvenes" como bien dice Mi pequeño rincón.
Se trata de un cuento poético y lleno de metáforas acompañado por ilustraciones en acuarela hechas por el mismo autor. La sinopsis es la siguiente:
Un piloto se encuentra perdido en el desierto del Sahara tras haber sufrido una avería su avión. Allí se encuentra con un pequeño príncipe de otro planeta. Mientras que el piloto intenta reparar su avión el principito le cuenta su historia de cómo llegó a la Tierra.
A pesar de que se considera un libro infantil, de hecho, muchos de nosotros lo hemos leído en el colegio o instituto, trata temas muy profundos como el heroísmo, las relaciones humanas como la amistad o el amor, la responsabilidad,...
Hace que nos demos cuenta de que los adultos dejamos de vivir con el corazón para hacerlo con la razón, olvidándonos de las cosas más importantes, que son las que nos hacen realmente felices.
Esto se puede ver en la dedicatoria que el autor hace a León Werth:
"Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona grande puede comprender todo; hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria:
A LEÓN WERTH
CUANDO ERA NIÑO"
Este libro nos ha dejado numerosas enseñanzas y frases para reflexionar como:
"Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: ¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere? ¿Colecciona mariposas? En cambio, os preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre? Sólo entonces creen conocerle." (Capítulo IV)
"Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo..." (Capítulo XXI)
"El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante" (Capítulo XXI)
Ayer terminé de leer este libro con el que me he reencontrado y sigo pensando que es una pena que conforme pasan lo años, los adultos perdamos la perspectiva de lo que realmente es importante. Deberíamos volver a mirar la vida como lo hacíamos antes y el mundo sería mucho mejor.
Así que dejemos de ser el aviador para volver a ser el principito. Amemos al cordero aunque sepamos que, quizás, algún día pueda volverse en nuestra contra y hacernos daño. Tengamos cuidado con los baobabs e intentemos darles solución. Prestemos atención diaria a nuestros volcanes, aunque no nos guste, para que todo vaya bien. Escuchemos la sabias palabras del zorro. Y sobre todo, amemos a nuestra bonita y olorosa rosa porque es perfecta y al mismo tiempo llena de imperfecciones.
¿Empezamos?