Durante todos los partidos en los que jugó Croacia, le vimos entre el público con su camiseta de cuadros rojos y blancos alentando a los jugadores a dar su mejor esfuerzo. Pero su aparición más conmovedora la vimos el pasado domingo en la final Francia VS Croacia.
Cuando el partido terminó, Grabar-Kitarovíc corrió a abrazar a cada uno de los jugadores, algo que no suele verse muy a menudo con los mandatarios de otras naciones.
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Pero, aunque su imagen ha sido halagada alrededor del mundo, no ha escapado de la polémica dentro de su propia nación. En 2015, la representante de 50 años, militante del partido Unión Democrática Croata tomó el poder, y al poco tiempo apoyó la construcción de barreras para evitar la entrada de refugiados de países como Libia y Siria: “Creo que en el futuro será necesaria alguna valla u obstáculo físico”, mencionó, de acuerdo con la agencia de noticias EFE.
Las críticas en su contra, aumentaron cuando en 2016 se difundió una foto acompañada de otros hombres sosteniendo la bandera de los ustachas, organización de ultraderecha que en su momento, defendió la supremacía étnica croata y realizó un genocidio contra serbios, judíos, musulmanes, romaníes, croatas y musulmanes.
Por otra parte, la presidenta también ha sido señalada por tener nexos con empresarios vinculados al lavado de dinero y en cuestiones más personales, por presuntamente, permitir que su esposo viajara alrededor del mundo con fondos públicos.
Definitivamente, las personas tenemos matices, sin embargo, a mí las acciones de la presidenta croata me confunden y mucho. ¿A ustedes?