Voces críticas consideran el Fondo Económico Mundial (FEM) de Davos como un foro para los ricos, donde líderes económicos y grandes empresarios ejercen presión sobre los políticos para hacer valer sus propios intereses.
Foro Económico Mundial
Suiza es país anfitrión del Foro Económico Mundial (FEM), una organización internacional (¿sin ánimo de lucro?) que reúne en su seno a destacados líderes políticos y del mundo de los negocios para auspiciar un foro de debate sobre políticas prometedoras para el desarrollo en el futuro.
En esas reuniones participan presidentes y primeros ministros de Estados y jefes de las mayores organizaciones económicas, pero también representantes de academias, organizaciones no gubernamentales, líderes religiosos y los medios de comunicación, e incluso personalidades del mundo del espectáculo.
Fundada en 1971 por el profesor de economía alemán Klaus Schwab, el FEM tiene su sede principal en Ginebra.
El FEM es conocido sobre todo por sus mítines anuales celebrados a finales de enero en el lujoso centro turístico de Davos, en los Alpes suizos. Allí se debate, supuestamente, sobre los problemas económicos y sociales que conciernen al mundo entero (pobreza, cambio climático, etc).
Además del mitin anual en Davos, el FEM organiza cada año una serie de reuniones regionales. También realiza estudios sobre temas relacionados con la contribución de la economía mundial al desarrollo general.
Desigualdad mundial
Nadie pone en duda que la desigualdad a nivel mundial está creciendo a niveles intolerables. En un reciente informe publicado por la organización humanitaria Oxfam se dice que las 85 personas más ricas del planeta ganan lo mismo que los 3.500 millones más pobres.
El hecho no ha pasado desapercibido entre los ricos y en la exclusiva cumbre de Davos esta creciente desigualdad ha sido identificada como una de las principales amenazas para la economía global.
En esto coincide Davos con Oxfam, por tanto la pregunta correspondiente sería que si hay coincidencia ¿por qué no se ha hecho nada para solucionarlo?. En esencia sería por que para la organización humanitaria se necesita un combate global a la evasión impositiva y a los paraísos o guaridas fiscales, un sistema impositivo más progresista y un salario digno.
Sin embargo, los especialistas afirman que la globalización financiera, la desregulación, la capacidad de mover la producción de un país a otro han convertido a este poder económico en una fuerza capaz de torcer el brazo de los gobiernos. Y no sólo eso, sino que la élite mundial está imponiendo políticas de estado que los favorezcan, no que está produciendo una desligitimación de la democracia y el estado.
En este contexto, según el Tax Policy Center de Estados Unidos, desde la década de 1970, la carga impositiva bajó para los ricos en 29 de los 30 países en que existen datos disponibles.
En este mismo período el número de paraísos fiscales trepó vertiginosamente hasta las 50 o 60 jurisdicciones que, según el semanario The Economist, son el destino de unos 20 millones de millones de dólares, casi el doble del PIB estadounidense.
Los especialistas aseguran, por ejemplo, que un edificio en las Islas Caimán, la Ugland House, es la sede oficial de 18.000 compañías; que en Estados Unidos, Delaware, cuya población no llega al millón de personas, existen 945.000 compañías, más de una firma por cabeza; y que en Reino Unido Google facturó en 2012 más de 5.000 millones de dólares, pero prácticamente no pagó impuestos.
Pero quizás ahora, con la extensión de la crisis, haya una razón para que las cosas cambien ya que, según los analistas, estaríamos ante un peligro de ruptura del contrato social. Esta vez el conjunto de la sociedad, incluida especialmente la clase media, se ha visto afectada. Si no se cambian las políticas públicas el impacto perjudicará a las mismas élites porque la creciente exclusión de consumidores puede terminar produciendo una sociedad económicamente esclerótica.
Críticas a los foros económicos
¿Sirven para algo los foros económicos?. Actualmente, cada año hay una reunión de Davos, otra del G-8 y otra del G-20, citas que traen y llevan de una punta a otra del mundo a cientos de líderes mundiales, sin que tengan muy probada su eficiencia.
Desde hace ya muchos años, mientras los líderes se reúnen en Davos, un gran número de fuerzas de seguridad es empleado para proteger a los congresistas y para impedir que los manifestantes altermundialistas se acerquen al lugar del mitin.
Igualmente, desde 2001 se celebra en Brasil en las mismas fechas que el encuentro de Davos el denominado Foro Social Mundial (FSM,) que se comprende como alternativa al FEM.
Davos se considerada la "catedral del capitalismo" y se jacta de escuchar a todas las corrientes socioeconómicas.
Pero la crisis económica ha disparado el nivel de criticismo hacia estos foros, que ya no es un monopolio de antiglobalizadores y anticapitalistas ya que los analistas recuerdan que para que estos organismos sean creíbles deben ser eficaces.
Estas cumbres se quedan en muchas ocasiones en gestos de buena voluntad. La asamblea anual de Davos ha sido menospreciada en los últimos años por ser una ?combinación de pompa y lugares comunes? y ha recibido críticas por dejar los asuntos económicos importantes.
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