Es así como llegó a trabajar allí un obrero llamado familiarmente Pancho. Un buen día Pancho, quien ya tenía algunas semanas laborando en el lugar, le tocó hacer una guardia nocturna y fue cuando los compañeros le advirtieron que no se dejara distraer por la vaca fantasma, no porque pudiese hacerle daño, sino porque descuidar las máquinas podía costarle la vida o su integridad física. Ya casi a medianoche, Pancho divisó a la vaca que pasó enfrente de él. Al principio experimentó algo de miedo, pero en realidad lo que más sentía era curiosidad de saber por qué una vaca fantasma se paseaba por una planta industrial, atravesando paredes, no tenía lógica.
Muchas noches la siguió para ver a dónde llegaba, pero al pasar por muros y otros obstáculos físicos, la tarea fue difícil. Se molestó y obsesionó al punto de pedir laborar sólo en turno nocturno para descubrir el misterio de la vaca, hasta que un día de tanto perseguirla sin medir las consecuencias, no se percató de haber entrado en una máquina compactadora donde se le atoró una prenda y murió triturado.
Según el mito, desde entonces los obreros de la planta no duran porque ven a una vaca inofensiva, perseguida por un hombre furibundo que no logra alcanzarla y arremete contra quien se atraviese entre él y su objetivo.
Otro relato interesante, la leyenda de la momia viviente
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