La amargura del arrepentimiento
Según un estudio de la British Heart Foundation (la Fundación Británica del Corazón) gastamos 19 minutos al día, hasta dos horas a la semana pensando en estas decisiones. La mayoría de los arrepentimientos tienen que ver con las relaciones personales: familia, amigos y, sobre todo, el amor. Evidentemente, según nos hacemos mayores, tendemos a arrepentirnos más, principalmente de aquello que no hicimos.
Una enfermera australiana, experta en cuidados paliativos y enfermos terminales, escribió sobre los cinco principales arrepentimientos que tiene la gente antes de morir:
Ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los otros esperaban que hiciera.
Ojalá no hubiera trabajado tanto.
Hubiera deseado tener el coraje de expresar lo que realmente sentía.
Habría querido volver a tener contacto con mis amigos.
Me hubiera gustado ser más feliz.
¿Compartes alguna de estas confesiones? ¿Hubieras tomado otras decisiones? ¿Y si le hubieras dicho que sí a esa persona o hubieras viajado más cuando podías? La situación sería diferente pero, desafortunadamente, el hubiera no existe, por eso no vale la pena malgastar el tiempo y la energía en acciones pasadas.
Arrepentirse es algo habitual
Nunca podremos modificar la realidad y el curso de las cosas. Lo hecho, hecho está. Nada va a cambiar. Enfócate ahora en mejorar tu situación. Todo sucede por alguna razón, aprendamos de ello.