El turismo suele ser el mejor amigo de los monumentos antiguos cuando se convierte en el único medio para financiar su conservación tras años de desgaste, pero en ocasiones ese turismo en masa puede convertirse en su peor enemigo al dañar desde dentro estructuras milenarias.
El caso más reciente de turismo vandálico se ha dado en Italia, en el escenario más solemne del mundo antiguo en cuanto a espectáculos se refiere: el Coliseo.
Dos jóvenes californianas han sido pilladas tras inscribir sus iniciales en la pared del recinto y hacerse un "selfie" con ellas, como recoge el periódico "The Guardian" en su edición web.
De 21 y 25 años, las turistas americanas lograron rascar una "J" y una "N" de unos 8 centímetros de alto en la pared del anfiteatro con una moneda.
La pared en la que lograron escarbar las turistas no era original, sino que pertenece al periodo de restauración que se emprendió hacia el año 1.800 por orden del Sumo Pontífice de la época.
La Policía detuvo a las americanas y ahora se enfrentan a una posible sanción por parte de un juez.
Pero este tipo de problemas no es nuevo para el personal encargado de la conservación del anfiteatro romano.
No se trata de la primera infracción en este sentido, ya que apenas tres meses antes un turista ruso fue pillado bajo las mismas circunstancias al grabar una enorme "K" de unos 25 centímetros en la pared del Coliseo.
Fue condenado a cuatro meses de cárcel y a una multa de 20.000 euros, pero ni fue a la cárcel ni pagó la multa por falta de fondos.
A estos dos casos se les unen cuatro más sólo el pasado año, con turistas provenientes de Australia, Brasil o Canadá.