La música envía valores que calan en la sociedad
Durante estos días se ha organizado un gran revuelo mediático a partir de la iniciativa del Instituto Vasco de la Mujer que ha puesto el acento en la música que con tanta frecuencia escuchamos sin caer en la cuenta de la cantidad de estereotipos machistas que contienen.
En realidad, en muchos casos sí somos conscientes de que algunas de esas canciones siguen prolongando estereotipos machistas y roles que incluso son negativos para la higiene mental. Sin embargo, justificamos esta costumbre con la idea de que lo que de verdad nos gusta es la melodía de un tema y el mensaje queda en un segundo plano. De hecho, hay canciones que por mucho que las hayamos escuchado de ellas solo conocemos el estribillo.
Despacito es una de esas canciones que ha sido censurada por sexista. Y lo cierto es que más allá del ritmo pegadizo o la bonita voz de Luis Fonsi, viendo el propio videoclip de la canción que como tal es más visual, también podemos comprender mejor que contiene signos sexistas al perpetuar estereotipos femeninos asociados y masculinos en una sociedad patriarcal. Incluso aunque pensemos que las canciones no las interiorizamos tanto desde el punto de vista del significado, en realidad, los mensajes de las canciones pueden quedar fijados en la mente de forma sencilla por el puro instinto de la repetición de una melodía que entonas casi de forma automática.
Es decir, una canción no es como un libro que implica una mayor concentración en su lectura. Detrás de esta iniciativa de criticar algunas canciones como sexistas, existe también un objetivo importante: hacer reflexionar a la sociedad sobre un aspecto tan básico como la música y su relación con la creación de unos valores determinados. La música es un lenguaje universal, y sin embargo, cuando escuchamos música comercial podemos comprobar cómo se repiten los temas. Pero existen otros lenguajes, otros temas que pueden ser muy interesantes en la música.
No se trata de censurar la música sino de cultivar la mente del oyente para que cada persona aprenda a disfrutar de una melodía con más sentido crítico. Aquellas canciones que proyectan valores de igualdad de género, mensajes que rompen con el tópico del amor como dependencia y la posición de la mujer como un objeto pasivo en el juego de la seducción.
Estereotipos románticos limitantes
Sin duda, la música ganaría mucho si las canciones dejasen de hablar constantemente sobre el amor en los mismos términos puesto que la realidad es más amplia. Y porque además, en muchos casos, no solo podemos hablar de sexismo, sino también, de la prolongación de tópicos románticos que limitan el potencial de felicidad de muchas personas a partir de la repetición de mensajes del tipo “sin ti no soy nada”, aunque esos mensajes tengan otros juegos de palabras y otras formas estéticas.
Despacito es la canción del verano. Pero eso no implica que no podamos reflexionar sobre ella desde la nueva perspectiva del Instituto Vasco de la Mujer. ¿Cuál es tu opinión sobre el tema?
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