La risa es la reacción biológica de los humanos a momentos o situaciones de humor: una expresión externa de diversión. La risa se puede clasificar en función de duración y de su tono: desde la risita nerviosa, caquino, carcajada, risotada, cascabeleo, risa malvada, hipido.
El humor y la risa han formado parte de la cultura humana durante la historia. Ya se hace referencia en la Biblia, -Libro de los Proverbios 17.22-, donde dice: “El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado le hace enfermar”
La risa también puede encontrarse en algunos animales, pero está generalizada en los humanos, de cuyas conductas es parte integral. Al parecer ayuda a definir intenciones en las interacciones sociales y proporciona un contexto emocional agradable para establecer la comunicación. Igualmente favorece la aceptación en los grupos.
Algunos estudios sugieren que la risa fue en un principio una forma de comunicación, una especie de vocalización primitiva. Quizás haya sido la primera vía de comunicarse que tuvo la raza humana. Con el desarrollo de la voz y la respiración, ésta pasó a evolucionar hacia el lenguaje humano. En cualquier caso, científicos siguen investigando y cualquier teoría al respecto, aun no es concluyente.
La sonrisa se considera como una forma suave y silenciosa de risa. Algunos estudios demuestran que la risa varía en función del género: las mujeres tienden a reírse de una forma más cantarina, mientras que los hombres tienden a reírse bufando o gruñendo. Los bebés empiezan a reírse hacia los cuatro meses de edad. El filósofo John Morreall sostiene que el origen biológico de la risa humana puede estar en una expresión compartida de alivio tras pasar el peligro. La laxitud que sentimos tras reírnos puede ayudar a inhibir la respuesta agresiva, convirtiendo la risa en un signo de conducta que indica la confianza en los compañeros.
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