De origen holandés, inició sus estudios Haarlem, los cuales abandonaría para centrarse en el grafismo, perfeccionando su técnica entre Italia y España, concretamente en Granada, donde se vio inspirado por la Alhambra. En este período centró su trabajo en recrear paisajes, mostrando cada vez más un creciente interés por figuras geométricas con las que retar al intelecto.
Desde las primeras publicaciones de sus litografías alcanzó una notable fama que le llevó a recibir todo tipo de encargos, desde copias de sus producciones más prestigiosas hasta el diseño de sellos y portadas de libros. Una muestra de sus creaciones son 'Naturaleza muerta con espejo esférico' o 'Mano con esfera reflectante', donde se expone al autor desde un singular ángulo en una imagen devuelta desde cristal de una botella.
Como sucede con estos cilindros que distorsionan la realidad, Escher también sintió especial admiración por otro objeto cotidiano, las escaleras, las cuales solía situar en imposibles posiciones, sin un principio ni un final, adentrándose en paredes y techos. Los distintos niveles varían según nuestra posición con respecto a la lámina.
Otro de sus célebres impresiones es la de 'Manos dibujando', donde vemos un círculo cerrado en el que unas manos se dibujan entre sí, sin saber cuál es el inicio. Su maravillosa carrera nos ha dejado auténticas obras de culto y admiración, las cuales han servido de estudio en numerosos campos, como el del arte, la arquitectura o las matemáticas, debido sobre todo a sus paradojas.
¿Y tú, qué opinas de la obra de M. C. Escher?