Desde el día 15 de marzo cuando se empieza a iluminar toda la ciudad, hasta el 19, con la famosa ‘Cremá' que dice adiós al duro trabajo de meses, se puede disfrutar de un gran ambiente festivo y de diversión.
A pesar de que esta fiesta tiene su origen en la quema de virutas de talleres de carpintería en homenaje a San José, patrón del oficio, los valencianos han ido evolucionando y dando colorido y lujo a esta tradición inicial, hasta el punto que hoy se producen figuras de bellísima factura, con materiales de calidad, algunas superando los 30 metros y la mayor parte de ellas con un tono satírico sobre la actualidad, lo que las hace aún más interesantes de visitar.
Estas figuras, denominadas ninots, están destinadas a arder en la noche de final de fiestas, pero se pueden visitar en las semanas anteriores y, sobre todo, durante estos días en plena calle, donde los visitantes se agolpan a contemplar su efímera belleza. Un final trágico a la vez que festivo para todas, exceptuando una que es indultada mediante una votación popular.
Pero todo el espectáculo de los ninots se rodea también, y como no, de las populares mascletás: mucho ruido, olor a pólvora y mucha luz para señalar que estamos de fiesta y para dar la bienvenida al buen tiempo y la primavera, que tan sólo llegará un par de días después.
Además de fuego, las fallas también tienen una finalidad religiosa, y durante los días 17 y 18 de marzo se lleva a cabo una ofrenda floral a la Virgen de los Desamparados, en la que valencianos y valencianas ofrecen un ramo de flores a su patrona con el que se elabora un tapiz que servirá de manto de color de gran vistosidad a la imagen de la Virgen.
Os dejo con la fotografía del Ninot indultado de este año. Y a ti ¿qué es lo que más te gusta de las fallas?