Sus cifras, lo mires por donde lo mires, son de infarto: con un peso de sólo 831 kgs, monta un motor de 2.1 litros y 4 cilindros con turbocompresor que entrega nada más y nada menos que 1.000 cv de potencia, que llegan al suelo a través de un sistema de tracción total. Estamos hablando de una relación peso potencia de 0,831 kgs/cv. Para que te hagas una idea, una moto deportiva de 1.000 cc de calle, que bajan de los 170 kilos y rondan los 185 cv, suelen tener una relación peso-potencia de 0,93 kgs/cv.
Su velocidad máxima (212 km/h) la alcanza en poco más de cinco segundos. Sí, has leído bien, sólo 212 km/h, es normal si piensas que el Tacoma sólo se diseñó para subir el Pikes Peak, una serpiente de arena y un poco de asfalto que ronda los 20 kms de largo, en los que las rectas brillan por su ausencia.
Con semejantes prestaciones, no es de extrañar que el Tacoma ganase las ediciones de 1998 y 1999 del Pikes Peak. Algunos dicen que es uno de los coches más difíciles de conducir del mundo, ya que su motor, al contar con tan poco cilindrada y un turbo que sopla como un descosido, produce tal patada al acelerar que el chasis se retuerce y se sacude como si fuese un cañon artillería al disparar un obús.
Aquí te dejo con un vídeo del Toyota participando en el festival internacional de Goodwood de 2007. Fíjate lo que le cuesta al piloto mantener el coche en línea recta... tremendo.