Desembalaje Madrid
Quiero suponer que a todos nos sucede que pasamos por etapas más y menos sembradas. Malas, buenas, o como cada una quiera etiquetarlas, según el punto de vista desde el que se mire y para qué sean fructíferas.
(Digo esto porque creo que cada momento nos concede una cosa, ya que dejar de prestar atención a algo a lo que estás acostumbrado a atender, supone mirar hacia otro lado diferente y aprender algo nuevo de ti y de tu alrededor. Si por ejemplo durante una temporada necesitas desintoxicación de mundo real y pasas de estar conectada a tele y redes, pues quizás te pueda dar por alimentarte de paseos contemplativos por la naturaleza, y de repente te vuelvas una experta en rutas por la Sierra o quizás en costumbres de los pájaros de tanto mirarles. Puede ser que se me haya ido un poco la olla con el ejemplo, pero creo que así ha quedado un poco más claro a qué me refería).
Decía lo de "quiero suponer" porque se que existen personas con un carácter más lineal, en la que esos cambios no se ven tan claros, y otras donde son más abruptos y evidentes. Yo soy del club de la evidencia, claro está.
Antes odiaba con toda mi alma pasar por tanto altibajo, sentirme como una mutante cuando llegaba la sequía creativa, perder el control y no rendir al mismo ritmo me generaba inseguridad. Hace un tiempo que he comprendido que ese instante va a llegar, que es irremediable convivir durante un tiempo con esa sensación, y que también es un proceso necesario para mudar la piel vieja. Una transformación intrínseca en la naturaleza humana, como hacerse un peeling del alma, que nos hace brillar un poco más cuando por fin termina.
¿Os sucede algo parecido? ¿O me he vuelto realmente loca?
En lo que seguro que estáis de acuerdo es en que esos momentos no son agradables, porque en el caso de que tengáis que sacar adelante algo, las cosas no salen igual de rápido. No estamos igual de ingeniosos, cuesta más dar con las soluciones o sencillamente nos sentimos más irritados ante circunstancias que normalmente controlamos.
El bloqueo creativo no solo afecta a personas que se dedican a pintar, escribir o cualquier faceta algo más artística. Estoy segura de que la mayoría de los mortales pasan por ello, y se manifiesta en las ocasiones más rutinarias que se os puedan ocurrir, como puede ser escoger la ropa para ponerte, pensar en qué hacer para cenar, o a qué jugar hoy con tus hijos.
La madurez me ha ayudado a identificar cuando aparece y que herramientas me sirven de ayuda para acelerar su paso por mi vida, pero sobre todo a no agobiarme y ser consciente de que igual que llega, se va. He pensado que hablaros de ellas y enumerarlas quizás fuera una buena manera de intercambiar flotadores a los que agarrarse si la ocasión se presenta...
¡Ahí van los míos! ¿Compartes conmigo los tuyos?
1. No me comparo con mi alrededor.
Ser complaciente (me encanta esta palabra) con uno mismo es el primer paso de comenzar a superar la lepra de los artistas, aunque soy consciente de es lo primero que suele hacerse cuando no te llegan las ideas.
Yo consigo no ser demasiado dura conmigo misma teniendo presente que esto es un mal de todos, algo por lo que irremediablemente hay que pasar para generar mejores resultados. Que tu vecino esté ahora mismo sobre la cresta de la ola seguramente significa que él también se ha enfrentado a bloqueos y los ha superado con éxito.
2. Escojo un buen libro en el que perderme.
De los que te hagan engancharte cual yonki...
Los best sellers suelen ser una gran opción, porque el efecto está asegurado.
Perder la noción del tiempo en algo que te interesa es el mejor imán para que la creatividad vuelva.
3. Hago pantallazos y fotos de todo lo que me gusta o me remueve.
Seguramente recopilo mogollón de paridas, pero nunca se sabe qué es lo que puede encender tu bombilla.
Mis preferidos son los peinados, combinación de colores en habitaciones, combinación de prendas y por supuesto muebles.
4. Me concedo un extra de flexibilidad.
Es el momento del barbecho pequeños. Hay que comprenderlo y respetarlo. Plantearse ser algo más tolerantes en el tema de la calidad y los tiempos de entrega es muy beneficioso.
La presión y las prisas a veces pueden dar sus frutos, pero a la larga exprimirte demasiado es contraproducente.
5. Vuelvo a ver las pelis que más me inspiran.
Igual que me pasa con los libros, ver cine es como abonar mi parcela de terrenito creativo. Y si además son películas de mi lista de míticos, entonces mucho mejor.
Hitchcock es mi fertilizante preferido.
6. Me concentro en leer mis blogs preferidos y suelo fichar alguno nuevo.
Esto está muy relacionado con lo de no compararse.
Una vez asumido esto, entonces puedes centrarte en disfrutar de lo que producen los otros sin la tensión de tener que producir tú. Pasar a ser agente pasivo por un tiempo.
Yo acabo de fichar a Laura Caldarola. Me gusta mucho la manera que tiene de plantearse la maternidad y la pareja.
7. Ocio cultural a tope.
Tirar de Guía del Ocio o cualquiera web que recopile planes está muy bien.
Exposiciones, otra vez cine, escapadas a pueblos bonitos, o cualquier plan original, como por ejemplo los juegos de escape o una cena de cluedo en vivo.
El finde pasado estuvimos en Desembalaje, una feria de muebles y cosas usadas.
Iba con la idea de inspirarme para darle un cambio de look a la mesa y sillas de comedor. Pero resulta que volví con una falda vintage en mis manos...Y es que los caminos de la creatividad y los procesos de compra son inescrutables.
8. La música logra milagros...
...y amansa a la fiera que llevas dentro.
Otra vez lo mismo que sucede con los libros y las películas, el arte llama al arte.
Además, juega con la ventaja de que su efecto es poco evidente y puede escucharse a la vez que te dedicas a otra actividad.
9. Releer tus check lists.
Y si no las tienes, ¡házletas para la próxima!
Son el as en la manga que pueden sacarte de muchos apuros y una manera de no desaprovechar los momentos de bonanza en los que no puedes parar de crear y crear.
Haz acopio de ideas y materiales para echar mano de ellos cuando los necesites. Es igual que cocinar mucha comida y llenar tu congelador de tuppers.
Yo he cogido el hábito de rellenar mi libreta amarilla de pensamientos creativos flash, cosas que tengo que hacer y contenido para el blog entre otras cosas.
Por aquí os dejo algunos de mil últimos pantallazos.