La etnia Yao, situada en Huangluo, tiene la creencia de que su cabello es su más preciado atributo, por lo que lo cuidan mucho, y tienen prohibido mostrarlo en público. Consideran también que su cabello es lo que les dará buena suerte, riqueza y también las hará vivir por más tiempo. Entre más largo crezca su cabello más fortuna tendrá.
Cuando cumplen 18 años deben realizar un importante ritual para cortarlo, después será entregado simbólicamente a su marido, aunque serán ellas quienes lo porten después junto a su cabellera, la cual no volverá a ser cortada jamás.
Desde tiempos milenarios, emplean agua de arroz fermentado para conservarlo brillante y saludable. Además jamás se lavan el cabello con agua caliente, ni siquiera en invierno, cuando las mujeres mayores o enfermas evitan lavarlo. ¡Y seguramente sirve!, pues el promedio del largo de sus cabellos es de 1.7 metros, aunque algunas cabelleras alcanzan a medir hasta 2.1 metros. Lo curioso es que incluso las más grandes, conservan el color negro y sin canas.
Tradicionalmente, las mujeres de este pueblo pensaban que únicamente su esposo y sus hijos podían ver su cabello, pero cada vez se ha hecho menos estricta esta creencia, especialmente por la llegada del turismo, que las ha impulsado a mostrar sus cabellos para atraer más personas y ganar ingresos.
El cabello que se les cae diariamente también es cuidadosamente recogido y convertido en una especie de postizo, que se porta junto con el cabello que se cortaron a los 16 años y el suyo propio.
Impresionante, ¿no crees?